Adoquín

 cuento: Adoquín - cabecera

Autor: Antonio Martínez Lorente

Esta es una historia triste con un final, casi feliz. Una historia en que la crueldad y la incomprensión pueden hacer mucho daño.

En Vegallana del Condado nació un niño de pelo rubio, grandes ojos verdes y gordito; al que llamaron Miguel. Miguel no era un niño normal, pues una lesión cerebral, que se produjo cuando nació, llevó consigo que padeciera de retraso mental.

Su mamá, Dolores, comprendió que su hijo necesitaría mucho de ella; le dio todo su amor. En cambio, su padre, un hombre inculto, cruel y supersticioso, no aceptó la desgracia de su hijo . Culpaba a su mujer de lo ocurrido con una maldad sin límites.

¡ Es por tu culpa  – decía el insensato padre – Es una maldición; el haberme casado contigo, sólo me ha traído desgracias. porque estás maldita !

Dolores sufría en silencio las humillaciones de Andrés, su malvado marido. Así, día tras día tenía que aguantar su maltrato. Cuando Miguel tenía tres meses, Andrés abandonó a su familia dejándolos a su suerte y nunca más se supo de él.

Dolores tuvo que trabajar duro para poder criar a su hijo. Fregaba suelos, limpiaba loscuento: Adoquín - Dolores trabajó duro excrementos de los animales, trabajaba en el campo, lavaba y cosía para la gente del pueblo y le pagaban una miseria, pero lo hacía por su hijo Miguel.

A los seis años, Miguel, ya iba al colegio. Allí fue el objeto de burla de los otros niños. Si el maestro lo sacaba a la pizarra para hacer una suma, él se equivocaba y provocaba la risa de los demás compañeros.

cuento: Adoquín - objeto de burla en el colegio

¡ Miguel, no prestas atención, – le reñía Don Senén, su maestro, mientras le daba en la mano palmetazos – dos más tres son cinco y no dos!

Miguel es tonto , – comenzó a corear la clase – Miguel es tonto ! ¡ Es más tonto que un adoquín ! – gritó uno de los niños – ¡ Adoquín, Adoquín – comenzaron a decir todos los compañeros – Miguel es un Adoquín !

¡ Silencio – ordenó Don Senén muy enfadado -. No consentiré motes en este colegio!. Pero de nada sirvió la advertencia del maestro; desde ese día, Miguel, sería conocido por todo el pueblo por Adoquín.

Miguel fue creciendo entre la incomprensión de sus vecinos. Miguel había cumplido catorce años. Su vida transcurría entre el colegio y trabajos que le ofrecía la gente del pueblo; trabajos que nadie quería hacer y muy mal pagados.

¡ Mamá ! – le preguntó, un día, a Dolores- ¿ Por qué soy tonto ?.

¡ No eres tonto, – le dijo su madre intentando contener las lágrimas- eres diferente !

¿ Por qué todo el mundo me llama Adoquín ? – preguntó angustiado Miguel – ¿ Por qué dicen que soy igual de tonto?.  ¿Por qué en el colegio no sé hacer nada de lo que nos manda hacer Don Senén ?

¡ A la gente le da miedo lo que es diferente. Es más fácil burlarse que aceptar – dijo su madre -. Nunca olvides, hijo mío, que lo más importante es tener buen corazón y tu tienes un corazón muy grande. Eres el mejor hijo que una madre pudiera tener. Pintas muy bien y ¿quién sabe si algún día llegas a ser un pintor famoso ?

cuento: Adoquín - Miguel pintando

Es cierto, Miguel pintaba muy bien; tenía talento. Con maderas que se encontró se hizo un caballete y con trapos, los lienzos. Las pinturas se las daban en la escuela, porque era muy pobre. Día tras día, nuestro amigo, se esforzaba en pintar cada vez mejor. No tenía amigos, no era aceptado por su pueblo, por lo que en sus ratos libres se dedicaba a su afición.

Un domingo, por la mañana, pasó algo maravilloso. Un coche paró frente a su casa, en las afueras del pueblo donde él vivía. Era un señor que había tenido una avería y necesitaba agua para el radiador de su automóvil. La mamá de Miguel le dejó entrar para que llenara una garrafa de agua, cuando vio a Miguel que estaba pintando.

¿ Has pintado tú estos cuadros ? – preguntó muy asombrado el señor –

cuento: Adoquín - crítico de arte se asombra

¡ Si ! – respondió el niño – ¡ Me gusta mucho !

¡ Señora -le dijo a la madre de Miguel- soy crítico de arte, tengo una galería de arte y soy asesor de la Fundación Artis Canals de la capital. Esta fundación da becas a jóvenes talentos como su hijo !

¿ Usted, también viene a reírse de mi hijo por tener un problema de retraso mental ?, – dijo la madre de Miguel – o ¿es una broma pesada de la gente del pueblo, que no nos han dejado vivir en paz con nuestra desgracia ?

¡ No sé de que me está hablando – aseguró el crítico de arte -. Sé reconocer a un joven artista y le aseguro que su hijo lo es. Si aceptan venir a la ciudad a vivir, la fundación se encargará de los gastos y su hijo podrá perfeccionarse en pintura.

¿ No le he dicho, ya, que tiene un problema? – dijo la mamá –

¡Eso carece de importancia – contestó el señor – haremos de su hijo un artista!

Miguel y su madre se trasladaron a la ciudad, donde el chico recibió clases de pintura y de educación especial. Con las clases de educación especial, con el tiempo, conseguiría disminuir su deficiencia. Tuvo los mejores profesores de pintura, que se esforzaron mucho para que Miguel, pudiera comprender las distintas técnicas. Pero lo mejor de todo fue, que en la fundación fue aceptado por todos; dejo de ser el tonto del pueblo. Ya no era Adoquín; era Miguel Sanz.

cuento: Adoquín - con profesor de pintura

Han pasado los años y Miguel ya no es una promesa de la pintura; es una realidad. Se ha convertido en un pintor famoso que vende muchísimos cuadros y gana mucho dinero. Por fin, le ha dado a su madre una vida mejor.

El que en otro tiempo fuera Adoquín; el tonto del pueblo, ahora es una persona respetada y admirada. Incluso, su retraso mental, se ha reducido mucho.

cuento: Adoquín - expone en el museo

La fama de Miguel llegó a su pueblo, donde el ayuntamiento decidió hacerle un homenaje. Allí se reunieron todos los vecinos que lo aclamaban como a un héroe; los mismos que antaño lo humillaran. Tras hablar el alcalde elogiando a Miguel, éste tomó la palabra.

¡ Gracias, señor alcalde – comenzó Miguel –. He vuelto a Vegallana del Condado, no para vivir aquí, sino para marcharme para siempre !.

¡ Aquí fui desgraciado por vuestra incomprensión; mi madre y yo, tuvimos que sufrir toda clase de burlas por vuestra parte ! ¡Yo no he cambiado; soy Adoquín, como me llamabais. Sois vosotros los que habéis cambiado. ¿ Tuve yo la culpa de nacer Adoquín ?, ¿ Es necesario ser rico y famoso para ser aceptado?

Toda la plaza del pueblo enmudeció. Los que antaño lo discriminaban, ahora estaban cabizbajos.cuento: Adoquín - homenaje en el ayuntamiento

¡ Madre, vámonos – dijo Miguel con tristeza – nada tenemos que hacer aquí !. Ante el impresionante silencio, subieron al coche y abandonaron Vegallana para siempre.

En la carretera, a la salida del pueblo, había un cartel en que se podía leer: «En este pueblo vive el famoso pintor D. Miguel Sanz». Miguel bajó del automóvil y con un spray de pintura, tachó vive y escribió VIVÍA y en lugar de su nombre, escribió ADOQUÍN.

cuento: Adoquín - tacha el cartel