TITA DESCUBRE EL ARCO ÍRIS

Hola amiguitos, ¿ recordáis a Tita, la gotita de agua que hizo su primer viaje y que vivió muchas aventuras hasta reunirse con mamá nube?

Después de aquella primera aventura , Tita ha hecho muchos viajes en el ciclo continuo del agua en el planeta tierra: se ha convertido en copo de nieve en el invierno cayendo a tierra plácidamente , se convirtió en granizo cayendo a tierra con mucha velocidad y fuerza en alguna tormenta, también en chirimiri o calabobos cayendo con poca fuerza al suelo y otras muchas formas de lluvia, incluso ,como niebla llegando a ras de suelo El viaje más corto que hizo Tita fue una vez que llovió sobre el mar, porque también llueve sobre el mismo mar…

Pero hoy va a ocurrir un fenómeno muy extraño para Tita, va a conocer el arcoíris.

Como tantas veces, mamá nube se encontraba sobre las regiones de tierra adentro y estaba muy cargada de millones y millones de gotas de agua, y entre ellas nuestra protagonista, que estaba impaciente para comenzar un nuevo viaje.

Llegado el momento, todas las nubes allí reunidas comenzaron a llover y todas las gotas de agua se habían puesto su mochila-paracaídas para caer en tierra. Caían y

caían, pero esta vez parecía no llegar nunca el turno a nuestra amiga, hasta llegar a desesperarse .

-¿Por qué no caemos esta vez?- preguntó muy nerviosa.

-Espera a tu turno- , contestó mamá nube, – no seas impaciente-.

-Pero ya está dejando de llover y muchas hermanas y yo no hemos llovido todavía -, dijo más alterada aún.

-Primero caéis las gotas de mayor peso, contestó otra vez mamá nube, esta vez tú y tus hermanas pesáis menos que otras veces y caeréis un poco más tarde, ten paciencia-.

Tita y muchísimas hermanas esperaron y esperaron hasta que por fin les llegó el turno y en este momento ocurrió algo inesperado y extraño. En vez de caer a tierra se quedaron suspendidas en el aire. Mamá nube ya no estaba allí y el sol empezaba a brillar.

-¿Qué pasa aquí?, ¿por qué no caemos como otras veces?-, preguntó Tita con mucha sorpresa.

-Debido a nuestro poco peso estamos suspendidas en el aire; estamos flotando-, contestó una de sus hermanas.

-Pero si no caemos a tierra, no podremos llegar al mar y no nos encontraremos con mamá nube como tantas veces al final de nuestro viaje-; dijo Tita muy nerviosa.

-Tranquilízate-, le sugirió su hermana, -caeremos a tierra pero más despacio que otras veces y podremos llegar a casa como siempre-.

Mientras las dos hermanas estaban charlando, los rayos del sol llegaban a todas y cada una de las gotas suspendidas en el aire y es aquí donde Tita pudo admirar por primera vez el espectáculo más maravilloso y hermoso de la madre naturaleza: EL ARCOÍRIS.

Gotita ve el Arco Íris
Gotita ve el Arco Íris

Pudo comprobar que cuando por su derecha llegaba un rayo de sol, por su izquierda salían una multitud de colores preciosos que formaban bandas y eso le pasaba a todas sus semejantes, formando un arco mágico de vivos colores.

-¿Eh… qué me está pasando?, ¿por qué me llega por un lado un rayo de luz y por el otro salen muchos colores?-. Se asustó Tita mientras no dejaba de mirar a uno y otro lado de sí misma.

-No te asustes-, la volvió a tranquilizar la otra gotita,- es un fenómeno de la naturaleza que se llama arcoíris. Y se produce cuando para de llover y los rayos del sol pasa a través de nosotras, las gotas de agua en suspensión y dado que actuamos como prismas, descomponemos la luz en colores-.

-¿Prisma… yo soy un prisma?, ¿qué es un prisma?- ,no salía de su asombro nuestra protagonista.

-No, tú no eres un prisma, pero cuando la luz del sol pasa a través de ti, actúas como uno de ellos- , le explicó la otra gotita . -Un prisma es como un triángulo muy alargado ; como la caja de un toblerone transparente y cuando la luz llega a una de sus caras, la luz, que la vemos blanca ,se descompone en siete colores. Estos colores son los que ves que salen de ti-.

-Son el rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta, según veo yo-, aseguró Tita. -Es como si cada una de nosotras pintáramos de colores un trocito de cielo-.

-Así es-, afirmó la pequeña hermana, -entre todas y el sol creamos este maravilloso espectáculo de luz y color que siempre ha admirado el ser humano-.

-Además la luz del sol da un calorcito muy agradable y me hace cosquillas- , decía la maravillada gota de agua. -Cuánto dura este efecto visual?-

-Dura mientras nosotras estemos en suspensión-, contestó su hermanita,- nosotras iremos cayendo suavemente a tierra y el arcoíris se irá deshaciendo hasta una próxima lluvia-.

-Si subimos a la parte más alta del arcoíris y luego nos deslizamos por él, como si fuera un tobogán , caeríamos más rápido a tierra, sugirió Tita-.

-Ja, ja, ja-, comenzó a reírse su hermanita.

-¿Por qué te ríes, he dicho algo gracioso?-, exclamó Tita.

-Es imposible usar el arcoíris como tobogán, porque aunque lo veamos como un arco, en realidad no lo es. Donde vemos que se junta con la tierra, no se junta en ese lugar es el horizonte; es lo mismo que pasa en el mar que parece que se junta el mar con el cielo, pero no ocurre así. Aquí pasa igual-, le explicó su semejante gotita.

Nuestras dos gotitas iban descendiendo poco a poco y Tita comprobaba que el arcoíris se borraba del cielo lentamente.

-Es una pena que se borre del cielo algo tan bonito-, comentó con tristeza

-Ya lo formaremos en otra ocasión. Ahora tenemos que continuar nuestro viaje hasta el mar y el camino es largo-, añadió la otra gota.

-¿Qué te parece si hacemos el viaje juntas y me cuentas más cosas del arcoíris?-, propuso Tita.

-Muy bien-, contestó la otra gota de agua. -Por cierto, yo me llamo Goti, ¿y tú?-

-Me llamo Tita-, respondió nuestra amiguita,- somos tantísimos millones de hermanas que no podemos saber el nombre de todas-

– Oye, Goti, ¿cómo sabes tantas cosas sobre el arcoíris?-

-Hace tiempo me lo contó mamá nube cuando lo descubrí por primera vez-.

Poco a poco nuestras dos amigas descendían a tierra y como siempre, se filtraron a través de la tierra y llegaron al nacimiento del río y desde allí comenzó su camino hacia el mar donde les esperaría mamá nube.

-Díme, ¿desde cuando se forma el arcoíris?-, preguntó Tita.

-Yo creo que desde que el mundo es mundo-, contestó Goti, – pero entre los humanos hay una leyenda en la cual se dice que fue el Dios de los hombres quien, a través de un pacto con ellos, se vería en el cielo cuando dejara de llover-.

Un barco en el mar y el arco íris al fondo
Goti y Tita por el mar

-¿Un pacto?- Interrogó nuestra protagonista.

-Si, así fue. De camino hacia el mar te contaré todo. Resulta que hace muchísimos años, pero que muchísimos , los hombres que poblaban la tierra eran muy malos y cometían toda clase de pecados contra su Dios y éste ,para castigarlos, les envió el diluvio universal. Llovió durante cuarenta días y cuarenta noches sin parar hasta que las aguas cubrieron toda la tierra, incluso las más altas montañas. El resultado fue que toda la humanidad murió ahogada-, Le contó Goti.

-Cáscaras… ¿Murieron todos los hombres ahogados?-

-Todos no. Había un hombre que obedecía a su Dios y fue salvado junto a su familia; se llamaba Noé. Dios le dijo que hiciera un arca muy grande y que metiera una pareja de cada clase de animales para que después del diluvio se reprodujeran . Así que sólo se salvaron los animales y Noé y su familia-.

Tita iba tan atenta con el relato de su hermana que no se dio cuenta que se había encontrado con un viejo amigo, el cangrejo Anastasio.

-Hola Tita, ya no saludas a los amigos-, dijo el cangrejo.

-Perdona Anastasio, pero iba tan atenta escuchando a mi hermana Goti, que no me he dado cuenta de tu presencia-, contestó.

-¿Vienes aquí para que te respire antes de seguir tu camino?-

-Perdona esta vez, pero vamos muy retrasadas. Respira esta vez a mis hermanas y te prometo que en el próximo viaje te dejaré que me respires. Hasta pronto, aseguró la gota de agua-.

Y continuaron su camino. Tita quería saber más y más sobre la historia que le contaba Goti.

-Me decías que el Dios de los hombres hizo un pacto con ellos…-

-Sí, cuando dejó de llover las aguas bajaron de nivel, el arca se chocó contra una gran montaña y allí estuvieron hasta que pudieron viajar a la llanura-.

En su camino se encontraron con otro ser ya conocido que llamó la atención de Tita

-Buenos días Tita,¿ Te acuerdas de mí?, preguntó ese ser.

-¿Quién es?- Quiso saber Goti.

-No te acerques a ella , es la contaminación y es muy mala. Si te toca te contamina y no puedes ni moverte por el río-, explicó Tita.

Goti y Tita junto a peces en el mar contaminado
Contaminación en el mar

-Ja, ja, ja-, se reía la contaminación ,- eres muy rencorosa, ja,ja,ja… ¿No quieres que te de un abrazo?-.

Las dos gotas de agua siguieron su camino dejando atrás a la malvada contaminación.

-Lo que no entiendo es que pacto hizo Dios con los hombres-, se preguntaba nuestra amiga.

-Ya te lo explico. Dios les prometió a Noé y su descendencia que nunca más habría otro diluvio universal y ese pacto sería el arcoíris que saldría cada vez que dejara de llover-.

Nuestras amigas, las gotas de agua iban muy atentas a su conversación y no se dieron cuenta que entraban en una red de agua de un pueblo. Cuando entraron en una tubería y se dieron cuenta que ese no era el camino que debían seguir, no pudieron volver atrás porque una fuerte corriente les empujaba hacia delante

. Al final de la tubería se encontraba una fuente decorativa de agua de un parque del pueblo y ambas gotas salieron despedidas hacia arriba con mucha fuerza para caer dentro del pequeño estanque de la fuente .

-¿Dónde estamos?-, preguntó Goti.

-No lo sé-. Contestó Tita,- pero esto es muy divertido. Subimos con mucha velocidad y caemos en picado al agua-.

-Es verdad , vamos a repetir varias veces antes de seguir nuestro camino- , propuso Goti.

Y así lo hicieron. Estuvieron jugando a los saltos de agua hasta que una de las veces los rayos del sol daban directo sobre el agua de la fuente y por un instante se dibujó el arcoíris.

-Mira Goti, el arcoíris se ha dibujado sobre la fuente-. Gritó Tita muy entusiasmada .

-Claro-, explicó Goti,-sólo hace falta dos cosas para que se pueda formar el arcoíris : sol y agua y aquí hay de las dos cosas-.

Niño cogiendo un cubo de agua de un estanque donde están Goti y Tita
Niño recoge a Goti y Tita en un cubo

Tan distraídas estaban viendo el arcoíris que se había formado en el estanque de la fuente que no se dieron cuenta que un niño, con un cubo de playa, cogiendo agua de la fuente, las metió dentro del cubo .

-¿Qué pasa ahora?,¿dónde estamos?´- Preguntó Goti.

Tita se dio cuenta que estaban en un cubo de agua y que el niño que las metió allí era el mismo que en su primer viaje casi la bebe.

-No te preocupes , es un viejo conocido- , tranquilizó Tita, -déjame hablar con él y todo se solucionará-.

Tita subió a la parte más alta del cubo y le dijo al niño

-Por favor, devuélvenos al estanque para que podamos llegar al mar con mamá nube-.

El niño, recordó lo que pasó con aquella gota de agua que le habló que casi entra en shok y las devolvió al estanque diciendo : -Yo no estoy loco, una gota que habla-. Y repitiendo eso se marchó a casa.

Nuestras protagonistas decidieron seguir su camino y por un desagüe entraron en otra tubería que les llevó de nuevo al río.

-Vaya aventura-, exclamó Goti, -verás cuando se lo contemos a mamá nube-.

-Sí, en cada viaje vivimos nuevas experiencias, aseguró Tita-.

Nuestras amiguitas continuaban avanzando por el río en su camino al mar y tan concentradas estaban en su conversación que no se dieron cuenta que el cielo se estaba nublando y amenazaba lluvia.

-Cuéntame más cosas sobre el arcoíris-, hermana, pidió Tita.

-No creas que sé mucho más de lo que ya te he contado-, respondió Goti, – sólo decirte que pueblos muy antiguos ,cuando había sequía, hacían danzas de la lluvia para sus cosechas y cuando paraba de llover , admiraban el arcoíris cono si fuera una manifestación de los dioses-.

Comenzó a llover muy fuerte y el río fue aumentando su caudal hasta desbordarse y Tita y Goti, salieron del cauce del río y fueron a parar a un campo de labranza. Goti se asustó mucho porque fuera del río no llegarían al mar, pero para Tita ese campo no le era desconocido. Y así era, a lo lejos había un humano , un labrador que resultó ser Dímas, un antiguo amigo.

-No te preocupes, traquilizó Tita, ese humano, es amigo mío y nos llevará de nuevo al río..Di…dímas, soy la voz del espíritu del río y esta vez necesito de tu ayuda-.

Dímas, que reconoció la voz que en otro tiempo le ayudó a que sus campos estuvieran siempre regados , corrió a la ayuda de las dos gotas.

-Aquí estamos , gritó Tita, somos las dos gotas de agua , ¿ nos ves?-

-Claro que sí-, se sonrió Dímas, -con tu ayuda mis campos son muy fértiles y no se los tuve que vender al cacique del pueblo. ¿Qué puedo hacer por vosotras?-

-Llevarnos de nuevo al río-.

Así lo hizo, tomó un pequeño recipiente de cristal y metió en él las dos hermanas y las arrojó de nuevo al río.

-Adiós espíritu del río ya nos encontraremos en otro viaje, y muchas gracias por todo-.

Seguían avanzando cuando en el cielo se volvió a dibujar el arcoíris.

-Mira, hermana, otra vez el arcoíris- , exclamó con mucha alegría Tita. – Que bonito es…-

Rio de agua en un paisaje frondoso donde van Goti y Tita viendo el Arco Íris.
Goti y Tita ven el Arco Íris desde el río

-Claro como ha dejado de llover, nuestras hermanas que están en suspensión y la luz del sol han hecho este prodigio, decía Goti, y además , mira, se refeja en el río-.

-Es todo precioso- , decía con gran admiración nuestra protagonista.

Ya estaban muy cerca del mar y se apresuraron para reunirse lo antes posible con su mamá. Sabían que tenían que esperar en el mar hasta que el sol las evaporara para subir hacia arriba y que se formase mamá nube con millones de hermanas gotas.

Cuando se formó mamá nube, ambas gotas no paraban de hablar y contarle todo lo que habían vivido en este viaje.

El ciclo del agua en nuestro planeta continuó , y Tita hizo muchísimos viajes más. Pero eso lo dejaremos para más adelante.

FIN

EL BOSQUE EMBRUJADO

Muy cerca de un pueblo llamado Grada, hay un bosque muy especial; tanto que en el pueblo lo llaman el bosque embrujado. Es un bosque en el que no vive ninguna clase de animal desde hace siglos e incluso, se cuenta que gente que se atrevió a adentrarse en él, no volvió jamás a su hogar.

En el citado pueblo, corre una leyenda de hace más de cuatrocientos años en la que se cuenta que en ese bosque, abandonaron el cadáver de Fálgor, un vecino del pueblo que se decía de él que era un brujo y por esa razón no podían enterrarlo en el cementerio por ser lugar santo.

Los gradénses creían que el espíritu de Fálgor habitaba este bosque y por eso no vivían animales allí y que todo ser humano que se atreviera a entrar lo haría esclavo para siempre.

Entre los ciudadanos de Grada, os vamos a presentar a Peco, un chico de 14 años que en realidad se llama Raúl, pero como es muy pecoso todo el pueblo lo conoce con ese mote.

Es en este momento cuando comienza nuestro cuento. Prestad mucha atención.

Era un sábado por la mañana y Peco sacó a pasear a su perro de nombre Sansón, un gran danés muy parecido al televisivo Scooby Doo. El paseo transcurría con toda normalidad hasta que se cruzó en su camino un gato callejero que llamó la atención de Sansón. El gato mostraba una conducta muy rara, ya que parecía provocar al perro de nuestro protagonista.

Sansón dio un fuerte tirón y se soltó de Peco y corrió tras el gato, el cual se dirigió hacia el bosque embrujado. Peco corría tras ellos y no paraba de llamar a su perro para que dejara la persecución del gato y más dada la dirección que ambos animales llevaban.

Al poco tiempo, gato y perro ya se habían adentrado en el bosque y cuando llegó nuestro amigo, pudo ver a su perro ladrando al felino que estaba en la copa de un árbol.

El chico estaba muerto de miedo por encontrarse en ese bosque maldito pero no podía abandonar al perro a su suerte. Llegó donde estaba Sansón y lo tomó por la correa para volver al pueblo cuando todo a su alrededor cambió de repente. El camino por el que había llegado desapareció. Los árboles parecían cambiar de lugar, e incluso el sol se volvió negro quedando el lugar a oscuras a pesar de que era por la mañana. Peco sintió mucho miedo y su perro había dejado de ladrar y parecía muy atemorizado. Entonces el gato se transformó en una luz muy fuerte y se levantó una ventisca muy fría y desagradable.

-Tranquilízate, no tengas miedo-, le dijo la radiante luz, -soy la voz del espíritu del bosque, de este bosque embrujado durante cuatro siglos por el espíritu de Fálgor y tú has sido el elegido para acabar con su tiranía. Desde que arrojó su maldición, todos los animales murieron y ninguno se atrevió a vivir aquí y un bosque sin animales es como un río sin agua. Los humanos no se aventuran a entrar en el bosque porque algunos que lo hicieron no regresaron jamás. Tú eres nuestra última posibilidad de volver a ser libres-.

-Pero… pero…¿qué puedo hacer yo?-, balbuceaba Peco, -yo solo soy un chico-.

-Eres el elegido por tu alto nivel de conocimientos, ya que eres el mejor estudiante de tu instituto-.

-¿Yo…?-, se extrañó el muchacho. -Debe de tratarse de un error porque a mí me suelen suspender en casi todas las asignaturas, soy muy mal estudiante-.

-Que gran error, pero ya no tiene remedio. Una vez que has entrado en el bosque sólo hay una manera de salir y consiste en pasar las cinco pruebas de Fálgor, donde tendrás que poner en juego tus conocimientos e inteligencia para resolverlas y si así lo haces, nos habrás librado de la maldición-.

-¿Y si no lo consigo?-, preguntó muy atemorizado el chico.

-Si no lo consigues serás un esclavo del brujo por toda la eternidad-.

-Pues mira que bien-, contestó muy nervioso, – Hay días que es mejor no levantarse-.

-Eres nuestra esperanza-, afirmó la voz. -Te vamos a ayudar. Tu perro, mientras esté aquí, tendrá el don del razonamiento y de la voz para expresarse y de esa manera podrás consultar con él cuando te enfrentes a cada prueba.Te deseamos mucha suerte-. De esta manera la luz desapareció y se encontraron sólos amo y perro en el tenebroso bosque. La luz del sol volvió a lucir pero era un resplandor muy raro, muy débil.

-¿Y ahora qué hacemos?-, se preguntaba Peco.

-Creo que lo mejor es empezar a caminar y ya encontraremos las distintas pruebas-, contestó Sansón.

-Es verdad-, exclamó el muchacho, – puedes hablar-.

-Y no sólo hablar, también razono, escucha: La suma de los catetos al cuadrado es igual a la hipotenusa al cuadrado en un triángulo rectángulo-.

-Espero que me sirvas de ayuda si queremos salir de aquí . Y ahora, ¿para dónde vamos?, aquí no hay ningún camino-.

No terminó de decir esto, cuando ante ellos apareció un sendero y comenzaron a caminar y de improviso apareció ante ellos algo monstruoso y gigantesco que les impedía el paso.

-Alto-, dijo el gigante que parecía estar hecho de ramas y hojas de árboles con una voz muy profunda y grave.-Si queréis seguir el camino tenéis que adivinar que fruta es la que más me gusta a mí. Para ello escuchad atentamente : Tengo escamas y no soy pez y tengo corona pero no soy rey, ¿qué fruta es? En dos minutos debéis resolver.

(Si quieres adivinar la fruta que más gusta al gigante de ramas y hojas, deja de leer durante dos minutos y pide la ayuda de mamá o de papá).

-Lo sé, lo sé-, dijo el chico con mucha alegría, -lo sé, lo sé…-

-Pues dilo ya-, refunfuñó Sansón.

-Es la piña-, respondió Peco,- esa adivinanza me la enseñó mi abuela. La piel de la piña parece como escamas de pez y la corona son las hojas-.

-Habéis acertado . Podéis seguir el camino; pero tened presente que las pruebas serán cada vez más difíciles.

En ese momento el gigante desapareció y dejó libre el camino. Ambos continuaron en busca de la siguiente prueba.

Tras un largo rato caminando por una senda bastante inhóspita, llegaron a un lugar donde había una mesa repleta de toda clase de manjares.

-Mira Sansón, nos han preparado la comida, en el fondo el brujo este no es tan malo como se decía-, afirmó Peco.

-Si, y se ve todo tan sabroso- dijo el perro,-¿A que esperamos?-

Sin dudarlo, los dos se pusieron a comer esos ricos platos, si uno estaba bueno, el otro mejor. Comieron hasta casi reventar y cuando terminaron escucharon una voz que venía de una roca que parecía haber cobrado vida.

-¿Os ha gustado la comida que os hemos preparado?-, preguntó la roca.

-Sí, estaba todo muy bueno, riquísimo-, contestó el muchacho.

-Me alegro que os haya gustado, porque lo que habéis comido estaba envenenado y para que podáis tomar el antídoto deberéis resolver la siguiente prueba y sólo tenéis dos minutos para hacerlo. Pasado ese tiempo moriréis. Mirad el suelo hay unos palitos VII= I, moviendo un solo palito tenéis que hacer que la igualdad sea cierta, el tiempo comienza ya-.

(Si quieres intentar encontrar la solución al problema con papá o mamá, deja de leer durante dos minutos y luego sigue leyendo para comprobar tu respuesta).

-De prisa, Sansón, piensa que nos va la vida en ello-, exclamó nerviosísimo el muchacho. -Tenemos en números romanos siete igual a uno y moviendo un palito tiene que ser verdadera la igualdad. Piensa-.

-¿Y si no son números romanos?,¿Y si se tratase de números arábigos, se preguntaba el perro. Y si colocamos un palito del siete a continuación de la V sería raíz de uno igual a uno-.

-Bravo, Sansón, lo has conseguido, no eran números romanos, ahí estaba la trampa, exclamó Peco-.

-Enhorabuena-,dijo la roca, -lo habéis logrado. Aquí tenéis vuestro premio-.

En la mesa aparecieron dos vasos con el antídoto contra el veneno de la comida y tras beberlos, la roca desapareció y ellos pudieron seguir su marcha.

Ya habían superado dos pruebas, pero sabían que las otras tres serían más difíciles. Tras una hora, más o menos, llegaron a una explanada en el bosque y se encontraron de frente con dos cuevas y en cada una de ellas había un troll con cara de pocos amigos. El troll que guardaba la entrada a la cueva de la izquierda a nuestros protagonistas, era muy grande con las patas muy largas y el otro, era pequeño con las patas muy cortas. Por lo demás eran igual de feos y malolientes. Los dos trolls comenzaron a hablar al mismo tiempo, el grande con una voz muy grave y el otro con la voz muy aguda. Decían:

ºº

-Una vez llegados hasta aquí, una de estas cuevas tenéis que elegir-.

-Mas por vuestro bien habéis de saber, que una cueva os guiará bien-.

-Pero si la otra elegís, a vuestra propia vida pondrá fin-.

-Uno de nosotros siempre dice verdad, mas el otro sólo dice falsedad-.

-Sólo a uno de nosotros podéis preguntar cual de estas cuevas lleva a continuar-.

-En vuestras manos está cual de ellas vais a atravesar, y como ayuda os diremos que en dichos populares os podéis apoyar-.

-Dos minutos tenéis para pensar o todo esto se va a esfumar-.

(Si quieres con mamá o papá pensar para descubrir que cueva es la que lleva al buen camino, dejad de leer y pensad durante dos minutos. Pasado ese tiempo sigue leyendo y comprueba si habéis acertado).

-Rápido, Sansón-, pedía Peco, -piensa. Tenemos que elegir que cueva pasamos y uno de los trolls sólo dice la verdad y dicen que nos apoyemos en dichos populares-.

-¿Qué te dice tu madre cuando te pilla en una mentira?-. Interrogó el perro.

-Que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo-, contestó Peco , -y que las mentiras tienen las patas muy cortas-.

-Justo, lo acabas de decir, elegimos la cueva del troll grande-, afirmó Sansón.

-¿Estás seguro?, mira que nos la jugamos-, dijo muy temeroso el muchacho.

-Troll gigante, ¿ Es tu cueva la que lleva al buen camino?-, dijo Sansón.

-Si-, contestó el trol grande. -Mi cueva lleva al buen camino-.

-Elegimos la tuya-, afirmó el gran danés.

-Yo podría haber mentido y ser la otra cueva el buen camino-.

-Quien miente es el troll enano, y lo sé porque las mentiras tienen las patas muy cortas-, explicó el perro.

-Esta vez os habéis librado-, gritó el troll enano muy enfadado, -pero vuestra suerte cambiará-.

En ese momento desaparecieron los trolls y las cuevas y quedó el camino libre para nuestros dos protagonistas.

Ya habían superado tres de las cinco pruebas y sin duda las dos últimas serían las dos más difíciles.

Más adelante los dos compañeros de aventura se toparon con un gnomo que estaba muy ocupado escribiendo en un pergamino usando como mesa una seta del bosque. Era muy pequeño con una barba rojiza muy larga y, como todos los gnomos, en la cabeza llevaba un gorro que era un cono; como los nazarenos de semana santa.

-Oiga, señor-, llamó la atención Peco.

-Chist-, chistó el gnomo llevándose el dedo a la boca.

Pasado unos minutos, el duendecillo dejó de escribir y tras enrollar el papiro les dijo: -¿Qué hacéis en este bosque?,¿ no sabéis que está prohibido para seres humanos y animales?

-Disculpe, señor, pero estamos enfrentándonos a las cinco pruebas de Fálgor , ya hemos pasado tres de ellas-, respondió Peco.

-¿Habéis pasado tres ya?-, refunfuñó el gnomo. -La mayoría de incautos que se atreven a pasar por este bosque, pasa las tres primeras pero la cuarta la pasan muy pocos y la quinta ninguno. No creáis que ya lo habéis conseguido, aquí vais a tener que contestar a tres preguntas. Si acertáis la primera os haré la segunda y así hasta la tercera -.

-¿Y si fallamos alguna…?- Dijo el perro.

-Ja, ja, ja-, se echó a reír el duende,-seréis esclavos de Fálgor por toda la eternidad, nunca volveréis a casa. Si estáis preparados comenzamos. Ahí va la primera pregunta: ¿Cuánto vale como máximo un cristiano ¿Debéis de dar con la solución antes de un minuto-.

(Al igual que en las otras pruebas, si quieres adivinar las tres preguntas con papá o mamá, deja de leer cuando hayas leído la pregunta e intenta dar la solución y luego la compruebas en el cuento).

-¿Un cristiano?-, se extrañaba Sansón,-¿Cristiano Ronaldo?-

-No, no debe ir por ahí-, afirmó su amo.-Se refiere a un hombre que su religión es el cristianismo-.

-¿Y cuántos euros puede valer un hombre cristiano?-, se volvió a interrogar el gran danés.

-Cuando estudiábamos religión en el colegio, el profe nos decía que Judas vendió a Jesucristo por treinta monedas de plata, luego un seguidor de Él no puede valer lo mismo ni más, razonó el muchacho-.

-Se acaba el tiempo. ¿Cuál es la solución?-, expuso el gnomo.

-29 monedas de plata-, contestó Peco.

-Brrr-, gruñó el duende,-lo habéis acertado. Veremos que pasa con la segunda pregunta.Y ahí va. Tenéis que adivinar mi nombre a través de los años que tengo y para ello os diré que mi edad más la de mi primo es de 2244 años y que mi primo tiene la mitad de años que yo. Adelante, listillos-.

-La hemos fastidiado, gimió Peco, con lo mal que se me dan las mates…-

-Calla, calla-, mandó el gran danés, -creo que lo tengo. Mira la edad del gnomo es x y como la de su primo es la mitad que la de él es x/2 por tanto la ecuación sería x +x/2 = 2244. Si quitamos el denominador quedaría 2x + x = 4488, si despejamos la x, tendríamos lo siguiente x = 4488 / 3 = 1496 años tiene el gnomo-.

– ¡Maldita sea!, lo habéis acertado-, dijo el gnomo muy enfadado, – pero aún no habéis terminado el problema, ¿Cual es mi nombre?-

-Que mayor es este hombrecito, expuso el chaval, Ya tiene derecho al voto-.

-Déjate de tonterías que no tengo ni idea de cómo adivinar el nombre de este tipo-, refunfuñó el perro.

-Esto es lo más fácil-, aseguró Peco, – ¿No ha dicho que si acertábamos su edad podríamos saber su nombre? Pues ya está. Se trata de identificar cada número con una letra del abecedario-.

-Me cachis….-, se dijo el gnomo, -el más tonto lo va a acertar-.

-Mira, dime los números uno a uno-, pidió el muchacho.

-El 1-, dijo el perro.

-Al 1 le corresponde la A; más….-

-El 4-, prosiguió Sansón .

-Al 4 le corresponde la letra D-.

-El 9-.

-Al 9 es la letra I-

-Maldición sólo les falta una letra y lo habrán adivinado-, decía por bajini el duende.

-Y el último es el 6-, terminó el perro.

-Ya está, el 6 va a la letra f. Este gnomo se llama ADIF , ¿o no?-

-Sí, me llamo Adif. Pero os queda el tercer problema y ese no lo vais a resolver. Escuchad: tenéis dos garrafas vacías , una de 5 litros y otra de 3 litros y ninguna de ellas está graduada. Debéis dejar 4 litros justos de agua en la garrafa grande. Lo tenéis que hacer en menos de 3 minutos-.

-Pero aquí no hay ningún sitio para llenarlas de agua-, protestó Peco.

En ese momento aparecieron las dos garrafas y una fuente de agua.

-Aquí estamos perdidos-, decía Sansón.

-No te preocupes-, le decía Peco al oído a su perro, -nos vamos a reír un poco de este enano malcarado. Que mala suerte hemos tenido, lloraba y gritaba, este problema no lo vamos a resolver. Nos quedaremos para siempre en este bosque-.

-¿Os rendís?-, propuso el duendecillo.

-De eso nada-, dijo el chico con mucha alegría, -esto lo vi en una película y se me quedó en la memoria. Llenamos la garrafa de 5 litros y la llamaremos la garrafa grande y su contenido lo vaciamos en la garrafa de 3 litros y la llamaremos la garrafa pequeña. En la grande nos han quedado 2 litros. Tiramos el contenido de la garrafa pequeña y en ella echamos los dos litros que quedaron en la grande. Volvemos a llenar la grande y llenamos la garrafa pequeña con el litro que le falta para los 3 y en la grande hemos quitado un litro nos queda 5 – 1 = 4 litros justos. ¿Qué te ha parecido?, luego dicen que soy tonto-.

-Bravo, amo, lo has conseguido, celebraba Sansón-.

-Os odio con toda mi alma-,refunfuñó el maldito gnomo. Podéis seguir pero en la próxima prueba os encontraréis con el mismísimo Fálgor y allí sucumbiréis-.

Y diciendo esto desapareció.

Un nuevo camino se abrió ante ellos y comenzaron a caminar en busca de la última prueba, la más difícil y sería el mismísimo Fálgor quien se la presentaría y eso les hacía tener mucho miedo.

-Si salimos de esta aseguro que me volveré un buen estudiante ya que me he dado cuenta de lo importante que es saber y el ser inteligente, prometía Peco-.

-Espero que salgamos, pero el brujo ese no nos lo va a poner fácil-, comentaba la mascota del chaval.

Tras caminar una media hora llegaron a un río que les cortaba el paso y se podía ver un puente en ruinas que no permitía el paso al otro lado.

-Sansón, no podemos seguir-, el río nos corta el paso, afirmaba el muchacho.

-Así es os corta el paso y debéis saber que al otro lado del río está el camino que os llevaría a vuestra casa-, se escuchó una voz tras ellos. Se volvieron y allí se encontraba Fálgor. Era un esqueleto con ojos ensangrentados y llevaba una especie de hábito negro con capucha .

-Fálgor, supongo- ,dijo el chico con voz muy temblorosa.

-El mismo-, contestó el brujo, -para esclavizaros con mucho gusto.

-Tengo mucho miedo-, tiritaba sansón.

-Y yo, y yo- , decía rechinando los dientes de pavor.

-No tengo todo el día, por tanto vamos a vuestra última prueba antes de ser míos para siempre , se oía con voz amenazadora al malvado. Escuchad atentamente esta historia pues al final de ella os haré una pregunta, vuestra última pregunta . Un señor muy rico se apostó toda su fortuna, cuando o estaba completamente borracho, que era capaz de beber todo el agua del mar. Esto se escribió y se firmó delante de testigos. Al día siguiente se encontraron en la playa los dos apostantes y los testigos . Como bien es sabido, ningún hombre puede beberse todo el agua del mar. Pero el rico señor le dijo al otro apostante que hiciera algo que no pudo hacer y por eso se tuvo que romper la apuesta, ¿Qué le dijo al apostante que hiciera que no pudo hacer y así salvó su fortuna? Tenéis cinco minutos y como pista os diré que la solución está delante de vuestros ojos. Comienza el tiempo-.

(Si quieres intentar encontrar la solución con papá o mamá, dejad de leer por un tiempo y cuando creáis tener la solución, seguid leyendo y comprobad vuestra respuesta).

-¿Tienes alguna idea?-, preguntó el gran danés.

-Ni idea-, respondió Peco.

-Dice que una pista está ante nosotros-, dijo Sansón, -¿ pero qué..?-

-Ante nosotros tenemos : árboles, piedras. Un puente derruido, hojas de árboles, el río, un camino y un brujo-, enumeraba el amo de Sansón.

-Eres un genio-, mi amo, gritaba Sansón con mucha alegría, -has dado con la solución-.

-¿yo..?-, preguntaba con extrañeza.

-La clave está en el río-.

-Calla, maldito chucho-. Gritaba Fálgor mientras hacía un conjuro para que el perro no pudiera hablar.

-Dílo, Sansón, dílo-, gritaba Peco,

-Guau, guau-, sólo podía ladrar.

-Eso es trampa-, gritaba enfurecido el muchacho, -mi perro sabe la solución y usted lo ha callado; no es justo-.

-Claro que no es justo, ¿Quién te ha dicho que yo sea justo?-, se reía Fálgor, -Yo nunca pierdo-.

-Lo que pasa es que le molesta que seamos más listos que usted y hayamos acertado las cinco pruebas-, protestó Peco.

-Ésta, aún no-, ironizaba el malvado brujo.

En ese momento apareció la voz del bosque iluminando la copa de un árbol.

-Detente ,Fálgor-, dijo la voz, -durante cuatrocientos años hemos aguantado tu tiranía con la promesa de que si alguien superaba tus cinco pruebas, ésta acabaría y ahora que está a punto de suceder, juegas sucio-.

-Lárgate de aquí-, gruñó el brujo. -Este no es tu asunto-.

-Peco-, llamó su atención la voz,- yo haré que la voz de tu perro se escuche en ti. Comienza a hablar-.

-El señor rico le dijo al otro apostante: “Yo aposté beber todo el agua del mar…”-.

-Que se calle, que se calle-, gritaba como loco Fálgor e intentaba hacer conjuros que no servían de nada.

-Sigue, Peco-, animaba la voz.

-Pero del agua de todos los ríos que al mar llega, nada se escribió ni se firmó-.

-No,no-, se deshacía el malvado brujo.

.Por tanto, continuaba el chico, para que yo pueda beber el agua del mar evita tu que el agua de los ríos lleguen al mar y al no poder hacerlo se rompió el escrito de la apuesta-.

Un grito salió de la a boca de Fálgor que poco a poco se fue apagando hasta desaparecer.

-Bravo, lo hemos conseguido-, dijo el perro que había recuperado la voz.

De Fálgor sólo quedaba el negro hábito, el puente roto se reconstruyó por arte de magia, los animales volvieron al bosque, el río se llenó de peces, las almas de los hombres que esclavizó el brujo fueron liberadas. En una palabra, la vida volvió al bosque que dejó de llamarse embrujado para llamarse el bosque maravilloso.

-No existen palabras para poder agradeceros lo que habéis hecho por todos nosotros-, habló emocionada la voz del bosque, -por fin volvemos a ser un bosque-.

-Aunque hemos pasado mucho miedo, ha merecido la pena devolverle la alegría a este lugar-, exclamó Peco. -Ya llevamos mucho tiempo fuera de casa y mis padres y hermano estarán muy preocupados por nosotros. Hasta pronto, amiga voz, volveremos a encontrarnos-.

-Todo ha salido bien y eso es lo importante, dijo el animal, Adiós-.

Peco y Sansón cruzaron el puente para regresar a casa. Desde la otra orilla contemplaron como el bosque se había llenado de vida, ciervos, ardillas, liebres, zorros, gamos, toda clase de pájaros e insectos, poblaban un lugar antes muerto.

-Formamos un buen equipo, ¿verdad Sansón?-, expuso el muchacho lleno de orgullo.

-Guau, guau-, ladraba el gran danés.

–Has vuelto a ser un perro; pero que perro… le decía mientras lo abrazaba, -Vamos a casa que nos estarán esperando-.

Cuando ya se marchaban les llamó una voz que resultó ser la del gnomo.

-Quiero disculparme con vosotros , en mis primeros 1096 años de vida yo era un buen gnomo, pero cuando llegó Fálgor me obligó a trabajar para él y ser odioso como él quería, se disculpaba el duendecillo, ¿Me perdonáis?-

-Por supuesto que sí-, decía Peco. -Pero ahora nos debemos marchar-.

-Por cierto si yo tengo 1496 años, ¿Cuántos tiene mi primo?-

-Lo siento, Adif, pero yo soy muy malo en matemáticas y mi perro ya no habla ni razona fuera del bosque, sintió el chico -.

El perro con la pata delantera escribió en el suelo 2244 – 1496 = 748.

-Que listo es mi perro-, se asombraba Peco, -es el perro más inteligente del mundo-.

-Claro, se quita años-, comentó el gnomo, -a mi me decía que eran 657, dijo Adif. Adiós amigos, buena suerte-.

Peco y Sansón fueron recibidos en Grada como verdaderos héroes y les dieron la medalla de hijos predilectos del pueblo.

FIN