El primer viaje de Tita

cabecera tita

En algún lugar indeterminado en el mar Mediterráneo y por acción del calor de los rayos del sol, se va a producir el nacimiento de una gota de agua llamada Tita. Esta gotita de agua, nuestra protagonista, va a hacer su primer viaje; viaje que tendrá su continuación en un ciclo infinito del agua en nuestro planeta.
Tita ya ha ascendido con millones y millones de hermanas al cielo, dónde las corrientes frías de aire, harán que se condensen y entre todas formen a mamá nube; y aquí es dónde verdaderamente comienza nuestro relato.

– ¡Hola Tita, bienvenida! -dijo la nube-. ¡Bienvenida a tu primer viaje!.
– ¿Quien eres?-preguntó- ¿que hago aquí?.
– Soy mamá nube y vas a ser parte del misterio continuo del agua de éste planeta -le respondió-.
– ¿Para dónde vamos? -volvió a preguntar-.
– Será el viento quien decida hacia dónde vamos, si el viento es de levante iremos hacia la costa y luego a las montañas y si el viento es de poniente, nos llevará mar adentro y a otros países.
– Si vamos a las montañas,  ¿que pasa? -interrogaba sin parar-.

Mientras la nube le contestaba sin cesar a todas sus preguntas, el viento de levante empujaba  las nubes hacia el interior; a las montañas mamá nube fue engordando y llegaba el momento del parto o lo que es lo mismo, pronto llovería en ése lugar, cientos de nubes se reunieron allí mismo.

– Tita -dijo mamá nube- ha llegado el momento. Tú y tus hermanas pesáis demasiado y ya no os puedo transportar. Vuestro viaje comienza ahora y nos volveremos a encontrar al final del camino; en el mar. Preparad vuestra mochila paracaídas y que tengáis buen viaje.

Tita_en_paracaidas

En ese momento comenzó a llover y Tita, junto a muchos millones de sus hermanas empezaron a caer rápidamente hacia el suelo. Las nubes chocaban unas contra otras produciendo un ruido espantoso que iba precedido de un destello cegador. En poco tiempo, Tita ya estaba en tierra y comenzó a hundirse en el barro.

– ¿Que ocurre?- se cuestionó la gota de agua-. ¿Por qué nos hundimos?.

Un árbol plantado en ese lugar le contestó:
– Os estáis filtrando para buscar el nacimiento del río; un nacimiento subterráneo. Nosotros los vegetales tomaremos un poquito de vuestra agua para poder vivir y vosotras continuareis vuestro viaje.
tita_y_arbol
– ¿Tu vives gracias a mí y mis hermanas? -preguntó asombrada Tita-.
– ¡Sí ! -contestó el árbol-. Todas las plantas, incluidos nosotros los árboles necesitamos agua y minerales de la tierra. ¡Mira si sois importantes, gotita!. Luego nosotros contribuimos con el ciclo interminable de la naturaleza.

– Me gustaría hablar mas tiempo con usted -afirmó Tita-, pero tengo que proseguir mi viaje. ¡Adiós, nos volveremos a ver en otro ciclo! -se despidió el señor árbol-.

Tita se hundía entre la oscura y densa tierra; no se veía nada. Todas las gotas filtradas llegaron a una caverna subterránea donde había un lago.
Cuando cayeron en el lago, una pendiente les empujaba hacia el exterior como si de un tobogán se tratara. Ya estaba en el río, ya emprendía el regreso a casa. Al principio la corriente era muy fuerte, pero pasados unos cuantos kilómetros, se hizo mas pausada para poder disfrutar mejor del viaje y contemplar el paisaje.

– ¡Nunca había estado en un río!- le comentó a una de sus hermanas-, mamá me dijo que todos los ríos desembocan en el mar.
– ¡Sí todos los ríos, pero nosotras estamos en un afluente! -le respondió su hermana gota-.
– ¿Un afluente?-dijo extrañada-¿Entonces no vamos al mar?.
– Sí vamos hacia el mar, pero primero tenemos que desembocar en otro río mas grande -le explicó-, un afluente desemboca en un río y éste en el mar.

Todo era nuevo para Tita en su caminar por el río. Las diferentes clases de peces, la vegetación, el paisaje; cuando subía a la superficie.

tita_y_cangrejoDe pronto se topó con un ser extraño: era de color gris verdoso, tenía un fuerte caparazón y era alargado con dos fuertes pinzas en la parte de la cabeza y lo mas curioso es que caminaba hacia atrás.
– ¿Que clase de ser eres tú?-cuestionó nuestra amiga-.

– ¡Soy un cangrejo y vivo en éste río!. Me llamo Anastasio y mi principal  preocupación son los lucios, esos peces se comen todo lo que se mueve, ¡incluidos los cangrejos! -comentó el crustáceo-.
– ¿Puedo hacer algo por usted, don Anastasio? -se ofreció la gota de agua-.
– Pues ya que lo dices…y puesto que eres una gota de agua…pasa por mis branquias para que respire -pidió el cangrejo de río-.

– ¡Pero si me respira usted… no podré llegar al mar con mi mamá! -expuso llorosa la amiguita-.
– ¡Sí que podrás! -explicó-, los cangrejos como los peces, necesitamos agua para respirar, ya que respiramos por branquias. Fuera del agua nos  ahogaríamos, ¡te respiro, te expulso por mis branquias y continúas tu navegación!.

Así lo hizo y tras despedirse del cangrejo continúo su aventura. Días después, llegaron a desembocar en el río principal. Tita se puso muy contenta de estar por fin en el camino que le llevaría con mamá nube y se puso a nadar como  una loca.

– ¿Dónde vas tan deprisa? – le preguntó una voz-.
– ¡ Hacia el mar, allí me espera mi mamá ! -contestó-.
– ¡ El mar está aún muy lejos ! -explicó la voz-, descansa y charla un poquito conmigo.

Tita se detuvo y se volvió a contemplar a aquel ser que le hablaba. Era muy extraño, no tenía forma definida, pero era de color negro, enorme nariz y ojos rojos de fuego.

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– ¿ Quien eres tu? -interrogó Tita- ¡ he visto cosas raras en mi viaje, pero tu eres la que más !.
– ¿ No me conoces? -dijo ese extraño ser- , yo vengo de aquella industria química que hay en la ribera del río. Después de sufrir varias reacciones químicas, nos echan al río.
¿Aún no sabes quien soy yo?.
– ¡ No, no lo sé ! -respondió-.
– ¡ Acercate a mí y lo sabrás ! -ordenó el ser.
Tita, en su ignorancia, se acercó a ese ser, que resultó ser la contaminación. La rodeó y dejó a nuestra protagonista totalmente contaminada. Se volvió sucia y muy pesada; apenas podía arrastrarse por el fondo del río.
– ¡ Es usted muy malvada, contaminación ! -susurraba muy triste-, así no podré llegar nunca con mi madre.
– ¿ No te dijo que nunca hables con desconocidos ? -decía riendo- , ¡ cuando quieras pasa a visitarme otra vez !.
Tita prosiguió su camino muy triste y muy pesada. Una corriente extraña le impulsó a una nueva experiencia. Algo parecido a unas hélices la llevaron a un contenedor inmenso de agua y una sustancia llamada cloro, la limpió de la contaminación sufrida. Estaba en un depósito de abastecimiento de agua para los humanos.
Poco después fue atraída a un conducto muy estrecho que los humanos llamaban tuberías y cuando se quiso dar cuenta había salido por un grifo y estaba en un vaso listo para ser bebido por un niño.

tita_en_vaso

– ¡Por favor, no me bebas! -suplicó la gotita-.
– ¿Quien ha dicho éso? – dijo el chico asustado-.
– ¡ Yo…aquí…en el vaso! -contestó Tita- si me bebes no podré llegar al mar; allí me espera mi mamá. Por favor, devuélveme al río.
El niño no salía de su asombro y totalmente pasmado iba diciendo: ¡yo no estoy loco, una gota de agua que habla, yo no estoy loco…!. Y así fue hablando sin parar hasta llegar al río y vaciar el vaso en él. El chaval volvió a casa diciendo lo mismo.
Tita estaba de nuevo en el río y proseguía su caminar. Pasó por saltos de agua, por debajo de puentes, llegó a pueblos humanos, estuvo en un gran pantano dónde no se veían las orillas.
Que divertido fue llegar a la presa y saltar desde tan alto, como si de una montaña rusa se tratara. Conoció a  muchísimos habitantes de las aguas fluviales. Un día cuando ya le faltaba poco para llegar a su destino, ocurrió lo mas insólito. Tita encontró a la orilla del río a un humano adulto que estaba muy apenado. Resulta que éste humano era agricultor y cuando la gota amiga llegó a su altura lo escuchó decir:
– ¡Que pena, mis campos se secan, mis cosechas perdidas y mis hijos sin nada que comer !, tanta agua en el río y que no la pueda utilizar en mis campos por culpa del cacique del pueblo, que como no le vendo mis tierras, tiene comprado a todo el mundo, para que no me dejen ni regar. ¡Él ha ganado!, no tengo mas remedio que venderle mis tierras si no quiero que
mis hijos pasen hambre. Voy a buscarlo y a vender…

tita_en_rio

– ¡Detente labrador! -la voz de Tita surgió del río-.
– ¿Quien ha dicho eso? -respondió contrariado Dimas , pues así se llamaba.
– ¡Soy la voz del espíritu del río -después de la experiencia con el niño, no se quiso identificar como gota de agua-, he oído tu lamento y para que no tengas que vender tus tierras y no estés triste, invocaré a todas las gotas de agua de ahora y de siempre, para que llegando a éste lugar se filtren por debajo de tus bancales y que siempre lo tengan húmedo.
El agricultor totalmente estupefacto sólo pudo decir: Gracias.

– ¿Como te llamas labrador? -preguntó Tita-. ¡ Didi…Dididi…Didi Dimas! -respondió muy nervioso-.
– Adiós Didi Dimas -dijo la gotita convertida en espíritu del río-.
– Adiós espíritu del río – se atrevió a responder nuestro agricultor-.

Tita pidió a sus hermanas que se filtraran por los campos de Dimas y que corriera la voz ,para que todas las que vinieran detrás, hicieran lo mismo. Desde ése día, los campos de  Dimas estuvieron húmedos y tuvo grandes cosechas por lo que no tuvo necesidad de vender sus tierras.

El primer viaje de Tita tocaba a su fin. Una mañana llegó a la desembocadura del río en el mar. Su alegría no tenía límites. Nadó con todas sus fuerzas hasta llegar al agua salada.
Miró, miró y volvió a mirar al cielo. Ni una sola nube en el despejado cielo.

– ¡ Mamá, mamá! -gritaba desesperada- ¿dónde estás mamá?, dijiste que me esperarías en el mar y yo he vuelto y tu no estás. Mientras decía esto se echaba a llorar nuestra gotita.
– ¿Porqué lloras gotita? -dijo una voz con mucha ternura-.
– ¿Eres tú mamá, eres tú? -respondió Tita-, ¿dónde estás?.
– Aquí arriba, soy el sol. ¿Por qué estás tan triste?.
– Porque mamá nube me dijo que me esperaría al llegar al mar -contestó Tita-.
– No te preocupes, pronto vendrá -la consoló el sol- y en ése momento comenzó a cantarle una canción de cuna y Tita se durmió.

Por acción del calor del sol, comenzó a ascender al cielo azul y por condensación se formó mamá nube. Tita se despertó loca de contenta; estaba con su mamá y le tenía que contar todo lo sucedido.

– ¡ Mamá, hablé con un árbol y conocí a un cangrejo y me contaminaron y casi me beben ! -le explicaba apresuradamente-.

tita y mamá
– ¡ Tranquila, cuéntamelo todo desde el principio ! -le pidió mamá nube-.
Tita hizo éste viaje muchísimas veces, pero su primer viaje fue inolvidable.

FIN

Toby, el perro del cuadro

cuento toby - antonio m lorente

 

Cuento dedicado a la fidelidad del mejor amigo del hombre
En el museo de arte contemporáneo de la ciudad de Albacete, en la sala V, hay un cuadro muy especial; un cuadro que va a ser el eje sobre el cual girará nuestra historia: «El perro del cuadro».
El pintor holandés Erick Van Hesp pintó el cuadro en 1942. Se trata de una mezcla, el realismo, reflejado en la imagen del perro, con el impresionismo del fondo.
Esta mezcla de estilos pictóricos hace que sea el cuadro más visitado del museo.

cuento toby, el perro del cuadro

Hoy, 17 de Noviembre de 2006, como todos los días, el museo recibe a los turistas de costumbre y los guías se dedican a explicar las distintas obras de arte que encierran estas paredes.
Cuando los visitantes se acercan a la sala V, la expectación crece, sí, porque allí está «El cuadro del perro», que es conocido popularmente por Toby. Fue Mario, un guía del museo quien lo bautizó con este nombre.

cuento toby, en el museo
Cuando el último grupo de turistas se fue, las luces del museo se fueron apagando. Toby, nuestro protagonista, se dispuso a dormir, pero un ajetreo de cajas, voces y pasos por la galería, llamó su atención.
¿Qué es todo este lio? – pensó-¿Acaso hay un terremoto ?

Las luces de la sala se encendieron y un grupo de operarios del museo entraron con una gran caja. La desembalaron y Toby vio que se trataba de un cuadro que iba tapado por una gran tela. Lo colgaron en la pared de enfrente del cuadro de Toby y escuchó a los trabajadores decir:
¡ Vaya unas horas de preparar la exposición!- dijo uno de ellos- ¡ Ya la podían haber traído antes!, ¿no crees?
¡ Vaya que si! – dijo el otro -¡ Parece ser que había mucho tráfico!

¿De dónde viene ? – preguntó el primero-

¡ De Valencia ! – contestó el compañero- ¡ Va a estar aquí un mes y luego se vuelve a Madrid, al Museo Reina Sofía, donde se queda allí, en su museo!. ¡ Es una exposición itinerante!

¡ Itini… ¿qué? – dijo sorprendido el primer operario –

¡ Itinerante, burro !, itinerante -le explicó al ignorante camarada- ¡ va de un museo a otro por diferentes ciudades por una temporada; eso quiere decir itinerante!

Al quitar la tela que cubría el cuadro, Toby pudo ver a un viejecito, sentado en el banco de un parque, que parecía muy, muy triste. Bajo el cuadro se podía leer : «Soledad bajo el sol»; quizás era el título.

cuento toby - cuadro de anciano
Los operarios del museo se marcharon. Toby no dejaba de mirar al recién llegado. Sin pensarlo dos veces, salió de su cuadro y se dirigió al de su vecino. Lo olisqueó y le lamió la mano. El anciano levantó la cabeza y le dijo: ¡ Vete, chucho!; ¿No ves que estoy con mi soledad?.

Toby, muy apenado volvió a su cuadro y tras mirarlo otra vez, se durmió.
Las noches siguientes, ocurrió lo mismo y, el perro, obtuvo la misma respuesta por parte del viejo. Pero, nuestro protagonista, no estaba dispuesto a rendirse. Había decidido que ese anciano solitario sería su amo y amigo y nada, ni nadie lo detendría.

Una noche, como de costumbre, Toby se volvió a dirigir al anciano; y éste, le dijo lo ya acostumbrado. Toby entró en el cuadro, mordió el pantalón del viejo y lo arrastró hasta el centro de la sala.

¿Qué haces, chucho del demonio? -refunfuñó el anciano- ¿Por qué me has sacado de mi cuadro?.

Toby se dirigió a su cuadro y de un mordisco arrancó un trozo de rama y la puso a los pies del anciano señor.

¿Qué quieres?, ¿quieres que te lance la rama – repuso el señor- ¡ La tiraré, pero luego me dejas en paz!

Toda la noche estuvieron jugando y paseando por el solitario museo. Toby, había conquistado el corazón del viejo solitario; tenía un nuevo amo.
Las siguientes noches, cuando el museo quedaba en silencio y solitario, amo y perro, abandonaban sus respectivos cuadros y se dedicaban a cultivar su nueva amistad.

El 17 de Diciembre, a las ocho de la mañana, Toby, se despertó y lo primero que hizo fue dirigir la mirada a su amo. El perro se estremeció al ver que la pared estaba vacía; su dueño se había marchado sin el.

Como el museo abría las puertas al público a las diez de la mañana, estaba aún vacío. Toby, saltó de su cuadro y anduvo buscando a su amigo por todo el museo ladrando y aullando de forma lastimera para que su amo le oyera.
Comprendió que su amo no estaba en el museo. En la pared, ahora vacía se podía leer: ¡ Adiós, Toby, no te olvidaré!; pero no creemos que el perro supiera leer.

En su deambular por el museo, vio una ventana con barrotes que estaba entreabierta. Al ser de papel, nuestro amigo, pudo salir con facilidad.

Toby se encontró con un mundo muy distinto del que él conocía. Era un mundo en tres dimensiones, mientras que el suyo era de dos. Unas máquinas rodantes iban a toda velocidad y emitían un ruido espantoso. El perro, se decidió a cruzar la calle y esas máquinas infernales; los coches, casi lo atropellan.

Al otro lado de la calle estaba Rocky. Un perro callejero y trotamundos. Se acercó a Toby y lo saludó.
¡ Eh, amigo, tienes que tener más cuidado al cruzar la calle, o si no, te atropellarán los coches! -dijo el perro vagabundo-

cuento toby - con perro vagabundo
Como es costumbre entre los perros, Rocky fue a oler la parte del culillo a Toby. Su sorpresa fue mayúscula al comprobar que Toby era plano y que por el otro lado era como una silueta en blanco.

¿Qué clase de perro eres tu? – preguntó Rocky con gran sorpresa – ¡Eres plano y te falta el otro lado!. ¿Te ha pasado por encima una apisonadora…?

¡ Soy un perro que fui pintado para un cuadro- explicó Toby- y me he escapado de la pintura y del museo para buscar a mi amo !.
¿ Quieres ayudarme?

¡ Primero hagamos las presentaciones – dijo el perro trotamundos-. Mi nombre es Rocky, tengo tres años y vivo en una zona industrial, en compañía de una panda de perros, a las afueras de la ciudad !

¡ Yo soy Toby – contestó nuestro protagonista – Soy un perro de un cuadro y vivía allí enfrente; en el museo y tengo sesenta y cuatro años , me pintaron en 1942 .
¡ Pues… te conservas muy bien para tener esa edad ! -comentó el nuevo amigo de Toby-. ¡ Ven conmigo y por el camino me cuentas toda tu historia y si está en mi pata, te ayudaré !

¡ Gracias, amigo! – dijo Toby – ¿Sabes que eres mi primer amigo perro ?

¡ Cuando conozcas a todos los de mi pandilla, vas a tener muchos más ! – le respondió el perro callejero –

Y así, los dos nuevos compañeros se alejaban calle abajo, mientras Toby le iba relatando todo lo ocurrido.
A las diez de la mañana, como era habitual, el museo, abría sus puertas. El primer grupo de visitantes se preparaban para admirar las obras de arte, en especial; » el cuadro del perro «. Al llegar a la sala V, se produjo la gran sorpresa al comprobar que el perro no estaba en el cuadro. En su lugar sólo había una silueta en blanco.
Todas las alarmas se dispararon y la sala se llenó de policías, investigadores, agentes de seguros… Nadie podía explicar ese misterio, ya que no lo habían robado, ni arrancado, ni borrado con disolvente. Era algo muy insólito.

cuento toby - desaparece del cuadro
Mientras tanto, nuestros dos amigos proseguían con su aventura. Toby narró a Rocky todo lo sucedido en el museo.

¡ Quisiera ayudarte, pero no se como ! – dijo contrariado Rocky- ¡ Por lo que me has contado, quizás lo hayan llevado a otro museo!, ¿ pero cual…?. ¡ Hay tantos y tantos !

¡ Espera,- exclamó Toby muy agitado- si, ya recuerdo!. ¡Cuando colgaron el cuadro de mi amo en la pared, oí a los operarios decir que su museo era el «Reina Sofía «, en un lugar llamado Madrid !

¡ Yo se lo que es Madrid ! – gritó entusiasmado el trotamundos – ¡ Es una ciudad que está lejos de aquí, pero a la que yo he ido un par de veces !

¿Sabes como ir? – interrogó muy excitado nuestro protagonista –

¡ Claro que se como ir ! – afirmó Rocky- ¡Estás hablando con el rey de la aventura!

¡ Pues pongámonos en camino! – exclamó Toby lleno de alegría –

¡ Espera, compañero ! – advirtió el perro callejero – ¡ A ese lugar no se puede ir andando, hay que ir en camión !. ¡Verás, conozco un camión que va todos los días a Madrid; yo he ido en él. Mañana, al amanecer nos subiremos, cuando no nos vean, y en unas horas estaremos allí !

¡ No se como te podré agradecer lo que estás haciendo por mi ! – dijo Toby con gran emoción –

¡ No tiene importancia, si no nos ayudamos entre nosotros, ¿quién lo iba a hacer? – contestó Rocky – ¡Ven que es la hora de comer !

¿Qué es comer? -preguntó Toby –

¡ Claro, como tu eres de papel, no tienes la necesidad de comer ! -afirmó Rocky – ¡Ven y lo sabrás !. ¡ Vamos a casa de una anciana. que tiene muchos gatos y que no le gustan los perros para nada! – dijo el nuevo amigo de Toby –

¡ Pero, si no le gustan los perros, ¿ cómo te va a dar de comer ? – cuestionó Toby –

¡ Te explico, la anciana es miope y cuando voy a su casa, maúllo; así cree que soy un gato abandonado y me da un jugoso pez. Así, día tras día ! – expuso Rocky –
Así lo hicieron. Al llegar a casa de la anciana, Rocky se puso a maullar como un loco. La anciana de los gatos, al momento salió de la casa con un enorme pescado y se lo ofreció a nuestro falso gato.

¡ Hola gatito bonito ! – dijo la señora – ¿Has venido por tu comidita ?

cuento toby - le ofrecen comida
¡ Miau ! – maulló Rocky –

¡ Toma gatito guapo, un pescadito ! -continuó la generosa anciana – ¡ Dale un poquito a tu amigo porque está muy flaco. Se ve que no ha comido en varios días !
La anciana entró en la casa y el pícaro perro engulló el pescado, ante la atenta mirada de Toby.

Los dos aventureros emprendieron el camino del hogar de Rocky. Al pasar por una tienda de electrodomésticos , algo llamó la atención del callejero. En las televisiones encendidas de la tienda se veía el cuadro de Toby.

cuento toby - sale en la tele
¡ Toby, mira ! -exclamó Rocky -¡ Tu cuadro está en la televisión !.¡ Te están buscando, seguro !. ¡ Tenemos que ir lo más rápido que podamos a mi callejón !

Ambos perros corrieron sin descanso hasta llegar al callejón en un polígono industrial de la ciudad. Allí estaban los compañeros de Rocky: Manchas, un perrito blanco con manchas negras; de ahí su nombre, Magno, un gran perro sabueso, Fefa; una perrita que casi siempre está enfadada y Calamidad; un perro enrazado. Esta es la familia de Rocky, todos son perros callejeros; abandonados.

cuento toby - con perros callejeros
Cuando Rocky presentó a Toby a sus amigos, todos rieron al ver un perro tan raro, plano y solo visto por un lado. Rocky les ordenó callar, pues él era el jefe de la pandilla, y les contó toda la historia del perro del cuadro.

¿ Por qué quieres encontrar al viejo del cuadro? – preguntó Manchas –

¡ Porque es mi amo y mi amigo ! -respondió Toby –

¡ Ningún humano es amigo de los perros. nos utilizan a conveniencia y cuando ya no les hacemos falta nos dan una patada en el culo!- dijo Fefa muy enfadada, como de costumbre- ¡ Si no me crees, Magno, di que pasó contigo !

¡ Yo me crié en una casa muy acogedora ! – narraba el gran sabueso – ¡ Mis amos me querían mucho. Un día, prepararon toda clase de maletas. Las metieron el el coche y me llamaron para que también subiera. Al llegar a una gasolinera, me bajaron a dar un paseo y mientras yo estaba distraído olisqueando aquí y allá, arrancaron el coche y se alejaron. Al darme cuenta, corrí tras ellos, ladrando con todas mis fuerzas. Se han olvidado de mí, se darán cuenta que yo no estoy en el coche, pensé. Poco tiempo después comprendí que me habían abandonado. Regresé, como pude a la ciudad y me encontré con Rocky y desde entonces éste ha sido mi hogar !

¡ Todos tenemos historias similares ! – continuó Fefa – ¡ Fuimos abandonados. Dimos nuestro cariño y fidelidad a gente que no la merecía. Calamidad tenía un amo que le pegaba todos los días sin motivo. Un día, se cansó, le mordió y se escapó !

¡ No todos los humanos son malos -afirmó Rocky- también los hay con gran corazón !

¿ En serio crees eso, Rocky ?- increpó Fefa – ¡ Cuenta a Toby tu historia !

¡ No creo que sea necesario ! – contestó el vagabundo-

¡ La contaré yo ! – habló la perrita – ¡ Rocky nació con tres hermanos más. El amo de su madre, cuando ellos tenían dos meses de vida, metió a los cuatro en un barreño de agua para ahogarlos. Tres de ellos murieron y Rocky salvo la vida de milagro y desde entonces es un perro vagabundo!. ¿ Aún quieres encontrar a tu amo?

¡ Él es diferente, estoy seguro! – contestó Toby –

¡ Venga, todo el mundo a dormir. Que mañana será un día muy duro! – ordenó Rocky -. Toby, no hagas caso a esta pandilla de bobos, seguro que tu amo es muy especial !

Cuando apenas amanecía, la paz del callejón se vio turbada por la llegada de los laceros, los que atrapan a los perros vagabundos y los llevan a la perrera. Los animales intentaron huir, pero de nada les sirvió. Todos fueron atrapados y llevados a ese maldito lugar.

cuento toby - en la perrera
Con la confusión que allí se organizó, los laceros no advirtieron la singularidad de Toby y lo creyeron un perro como otro.

¿ Qué va a pasar ahora, Rocky? – preguntó Toby muy asustado –

¡ Pues que al no tener amo que nos reclame, no saldremos nunca de aquí ! -le respondió-

¡ Pero yo si tengo amo !- afirmó Toby-

¿ Crees que va a venir por ti? – dijo Fefa en tono irónico –

¡ No, claro – murmuró Toby con tristeza – ¡ Hay que escapar de este lugar !

¿ Como lo vamos a hacer?, ¡ no podemos pasar entre los barrotes!- dijo Manchas-

¡ Pero yo, sí; soy delgado como el papel! – exclamó Toby –
Toby se escurrió entre los barrotes y siguiendo las instrucciones de Rocky, pulsó con el hocico el botón que abría las jaulas.

Con el gran barullo que se organizó, los guardas de la perrera municipal no pudieron detener a tantos perros y escaparon todos.

¡Rápido, Toby, si nos damos prisa aún podremos subir al camión ! – gritaba Rocky- ¡ Corre !

Los dos amigos corrían a toda prisa. llegaron al lugar donde estaba el camión y de un salto lograron subir en él. Ya estaban camino de Madrid, ya faltaba menos para que Toby se reuniera con su amo.

cuento toby - camino a Madrid
Tras unas horas de viaje, ambos perros estaban en Madrid. Comenzaba una nueva aventura para los dos; localizar un museo en una ciudad tan grande.
Anduvieron vagando por las calles de la gran ciudad durante un mes. De vez en cuando encontraban un edificio que les parecía un museo. Así, dado que Toby se podía meter por cualquier rendija, entró en el Museo del Prado, Museo Thyssen, Museo de San Antonio de la Florida y unos cuantos más.
Era de noche y cuando ya estaban punto de rendirse, eureka, lo cuento toby - en museo Reina Sofiaencontraron. Delante de sus ojos estaba el Museo Reina Sofía.

¡Gracias, amigo – dijo Toby – sin ti no lo hubiera conseguido. ¿ Qué harás ahora?

Me vuelvo con los míos – contestó Rocky- sin mi no son nada.
Ambos perros se despidieron. Toby se escurrió por debajo de la puerta y corrió en busca de su amigo sala tras sala, hasta que, extenuado llego a una de ellas y se dispuso a descansar cuando escuchó una voz que decía:

¡Hola viejo amigo!, ¡Te he estado esperando!. Había encontrado al viejecito.

De un salto se metió en el cuadro y desde entonces han estado siempre juntos.
Lo que nadie sabe es como pudo salir el perro de un cuadro para llegar a otro; nadie lo sabe, pero nosotros sí; ¿verdad?
FIN

cuento toby - en el cuadro del anciano

 

En una ocasión, vi una pintada en una pared en la que se podía leer. «Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro «.
No vengo yo a hacer una apología de la fidelidad del perro, puesto que ya es algo totalmente sabido. No vengo yo a criticar aquellos que abandonan a sus perros; quien soy yo para ello.
Lo que vengo a contar en este cuento es que, es verdad, es nuestro mejor amigo. Él nunca nos defraudará, siempre estará a nuestro lado; en los ratos buenos y en los malos.
Toby, el protagonista del cuento, es mi perro y el de mi hijo. Cuando fui de vacaciones lo llevé a una residencia canina y lo eché de menos. Cuando fui
por él; que locura, por su parte y por la de mi hijo y mía.
Toby es mi perro y lo será mientras Dios lo quiera.
Antonio Martínez Lorente

cuento toby - con Alberto hijo de Antonio M. Lorente