Pepo, el árbol bromista

 cuento: Pepo, el árbol bromista - cabecera     Autor: Antonio Martínez Lorente

En el bosque de Terrasol, vivía una árbol muy anciano, llamado Pepo. Tenía por lo menos, dos cientos años o más; pero a pesar de su avanzada edad, Pepo, era un bromista empedernido.

Gastaba bromas a todo el que pasaba cerca de él e incluso a los animales que vivían en sus ramas y en su tronco. Por éso, Pepo, era conocido por todo el bosque como el árbol bromista. ¿ Queréis conocer su historia ?, ¿ si ?, pues comienzo ahora mismo.

Al principio, Pepo era un árbol como los demás. Un día vio venir a una pareja de novios por el camino, junto al cual, estaba plantado. Cuando los jóvenes estaban a su altura, Pepo hizo con la boca el ruido de una flatulencia, de un pedete.

cuento: Pepo, el árbol bromista - una pareja de novios

¡ Eres un cochino ! – le dijo muy enfadada la chica a su novio – ¿Cómo puedes hacer eso delante de mí?

¡ Pero… si yo no he sido ! – contestó el novio muy contrariado – ¡Yo creí que habías sido tú !

¡ Pero tendrás cara dura ! – exclamó la muchacha – ¡ Yo no he sido y aquí sólo estamos tú y yo !

¡ Te juro que yo no he sido, replicó el chico – ¡ te lo juro por lo más sagrado !

¡ Entonces ! , ¿ Quién ha sido el cochinón ? – volvió a increpar la novia – ¿ el árbol ?

Pepo, casi no podía contener la risa al ser testigo de la bronca entre los dos jóvenes ; los cuales, prosiguieron su camino discutiendo. Cuando la pareja se había alejado lo suficiente, nuestro protagonista comenzó a reír; le había parecido lo más gracioso del mundo.

¡ Esto de gastar bromas es genial, – pensó nuestro árbol – ¡Tengo que hacerlo más a menudo !

Desde ése día, se dedicó a gastar bromas pesadas a todo ser viviente que se acercaba a él. Esa noche, mientras el resto de árboles estaban durmiendo, gritó : ¡ Fuego… fuego ! Todos los árboles y animales se despertaron muy asustados.

¡ Ja, ja, ja ! – se carcajeaba Pepo – ¡ Qué susto os he dado !, ¡ os lo habéis creído !

¡ Pepo, eres incorregible ! – le dijo un pino del bosque – ¡ Algún día recibirás de tu misma medicina !

Pero Pepo, no hacía caso de las advertencias de los demás, él se divertía gastando bromas pesadas y lo seguiría haciendo. En cierta ocasión, Facundo; el gran oso pardo, pasó junto a nuestro protagonista.

¡ Facundo ! – le llamó – ¿ Dónde vas tan temprano ?

¡ Hola Pepo ! – saludó el oso – ¡ Voy a buscar mi desayuno !

¿ Qué te parecería desayunar un buen panal de rica miel ? – le preguntó Pepo -¡ Tan sólo de pensarlo se me hace la boca agua! – se relamía Facundo – ¿ Por qué lo dices ?

¡ Porque hace cuatro días las abejas han hecho una colmena en mis ramas y seguro que ya han fabricado mucha miel ! – le dijo el árbol –

Pepo estaba preparando otra broma, en la que el oso acabaría en el duro suelo, lleno de barro. El árbol invitó al oso a que trepara por él y que tomará la deliciosa miel que había en una de sus ramas.

¿ No será una de tus pesadas bromas ? – replicó el oso algo desconfiado ante tanta amabilidad del bromista del bosque – ¡No sé si fiarme !

¡ Vamos, Facundo, – contestó Pepo – somos amigos desde hace tiempo !, ¿ vas a desconfiar de mí ?

El oso, con ciertas dudas, trepó por el árbol y cuando estaba en las ramas, Pepo, empezó a agitarlas con fuerza y el hambriento oso cayó al barro, pues la noche anterior había llovido.

cuento: Pepo, el árbol bromista - arroja al oso al barro

El pobre oso quedó magullado, manchado por el barrizal y hambriento, pues no había nada de miel en las ramas: fue otra broma pesada del árbol bromista.

¡ Has picado, has picado ! – decía entre risas – ¡ Cómo me divierto !

El oso que estaba viendo estrellas de todos los colores, se puso en pie y le amenazó diciendo: ¡Pepo, esta me la pagarás !. Y se marchó enfadado.

La maldad de Pepo, en forma de bromas, no tenía límites. Apenas se había marchado el oso, cuando vio venir una tortuga con su lento caminar. Pepo preparó otra de sus travesuras. Segregó su pegajosa resina en el suelo. Cuando la tortuga llegó a su altura, se detuvo para descansar.

¡ Hola, tortuguita ! – saludo Pepo – ¿ dónde vas?

¡ Voy a casa de mi primo Ronaldo, que hoy celebra su cumpleaños ! – contestó la pobre víctima de Pepo – ¡ Pero no sé si llegaré a tiempo! ¡ Vive tan lejos y yo soy tan lenta !

¿ Ves eso amarillo que hay en el suelo ? – explicó Pepo – ¡ Es es una pasta deslizante. Si la pisas irás muy rápida !

¿ De verdad…? – preguntó la tortuga muy contenta – ¡ Gracias, señor árbol !, ¡ así podré llegar a tiempo de cantarle «Cumpleaños Feliz » .

La ingenua tortuga pisó la resina y se quedó pegada al suelo. Intentaba escapar de aquéllo tan pegajoso pero nada podía hacer. Mientras, Pepo se divertía de lo lindo al ver los inútiles esfuerzos del animal por despegarse.

cuento: Pepo, el árbol bromista - unta a la tortuga de resina

¡ Es usted un malvado, señor árbol ! – se quejó la tortuga – ¡Ahora, ya no podré llegar !

¡ No te preocupes, que con el viento, se secará en una o dos horas ! – dijo Pepo con burla – ¡ Ya llegarás el próximo cumpleaños !

En el bosque se dio la voz de alarma y el oso y otros animales, que fueron víctimas del árbol bromista, acudieron en ayuda de la pobre tortuga. Entre todos la rescataron.

¡ Pepo. – le dijo Facundo muy enojado -esto es el colmo; te has pasado cien pueblos !

En un lugar apartado del bosque, se reunieron el oso , la tortuga, la hormiga y el pajarillo; junto con varios árboles. Todos victimas de las bromas de Pepo. El oso Facundo tomó la palabra.

cuento: Pepo, el árbol bromista - reunión en el bosque

¡ Amigos, nos hemos reunido para juzgar a Pepo, el árbol bromista. Todos nosotros hemos sido objeto de sus burlas. Se abre el turno de acusaciones !

¡ Yo acuso a Pepo de destruirme repetidamente el nido ! – habló el pájaro Braulio – ¡ Yo traía, en mi pico ramitas y hojas para construirlo y él, con sus bromas pesadas, me lo tiraba al suelo una y otra vez!. ¡ Lo declaro culpable !.  Como sabéis, yo vivo en el tronco de Pepo,

– ahora le tocaba el turno a la hormiga Josefina – pues bien, un día tapó con su corteza la entrada a mi hormiguero y la mantuvo cerrada por tres días; casi me muero de hambre !. ¡Declaro a Pepo culpable !

¡ Ya sabéis lo que me hizo a mí – dijo Facundo – desde la caída casi no puedo andar y tengo que pasar mucho rato sentado! . ¡También lo declaro culpable !

¡ Nosotros, los árboles, también lo declaramos culpable de sus bromas pesadas !

¡ Y yo !, ¿ qué os voy a contar ?. – dijo la tortuga – ¡ Por su culpa no llegué al cumpleaños de mi primo !. ¡ Lo declaro culpable !

¡ Se merece un buen escarmiento ! -exclamó Facundo- ¿Estamos todos de acuerdo ?

¡ Si ! – gritaron todos a la vez –

Los animales y los árboles trazaron un plan. Primero, el zorro Raposín, iría gritando que los leñadores llegaban al bosque. Pepo , nunca le había gastado una broma al zorro, por esa razón no desconfiaría de él.

¡ Los leñadores, que vienen los leñadores !cuento: Pepo, el árbol bromista - asustan a Pepo – gritaba el zorro-   ¡Que vienen a cortar árboles !
¿ Qué es lo qué dices? – dijo muy asustado el árbol bromista. –
¡ Que vienen los leñadores ! – repitió el zorro – ¡ Yo me largo !

¡ Ay, Dios,que no sea yo! -decía Pepo – ¡ Me voy a hacer pipí del miedo que tengo !

Los animales se acercaron por detrás de Pepo, de forma que no les pudiera ver. El oso imitaba las voces humanas; las de los leñadores. ¿ Cuántos árboles hay que talar ? -decía el oso imitando una voz – ¡ Sólo uno, el que está junto al camino, que estorba !

¡ Ay, ay, que hablan de mí ! – susurraba Pepo comenzando a llorar – ¡ Qué me convierten en mesa o silla !

Los animales, con ramas , comenzaron a darle golpes por detrás y  Pepo, se hizo pipí.

¡ Socorro !,- gritaba – ¡ Ayudadme !

Árboles y animales comenzaron a reír y Pepo comprendió que se merecía esa broma por todas las que él había gastado. Nunca más volvió a ser un bromista pesado y el bosque de Terrasol volvió a ser un lugar tranquilo.

Hay un refrán que dice: » Donde las dan, las toman «. Se puede gastar bromas, pero sin pasarse.
FIN

Rufi, una estrella de mar diferente

 cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - cabecera

Autor: Antonio Martínez Lorente

En algún lugar del Océano Atlántico ?vive una estrella de mar muy singular. Su nombre es Rufi. Nuestra protagonista, es pecosa, tiene los ojos verdes y como cualquier otra estrella marina, tiene cinco brazos para poder moverse por el fondo del océano.

Una noche, no aseguró sus ventosas a su roca-cama y mientras dormía; una gran corriente marina la elevó hasta la superficie del mar. Estuvo flotando un buen rato a merced de la misma. Las olas mecían su pequeño cuerpo y la suave brisa entonaba una nana. Una ráfaga de viento la despertó.

¡ Eh…! , ¿ qué pasa? , ¿ dónde estoy ? – exclamó muy asustada y confusa -. Pero, rápidamente, se calmo al contemplar, por primera vez en su vida, un cielo lleno de estrellas como un manto blanco que ondulaba el oscuro cielo.

¡ Qué bonito !, -pensó llena de admiración por el espectáculo que se abría ante sus ojos -. ¡ Son estrellas, como yo, pero como brillan y desde allí arriba lo deben de ver todo !. ¡ Yo quiero ser como ellas !

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - ve estrellas en el cielo

Desde ésa noche, no tuvo otro pensamiento. Al día siguiente les contó a su papá y a su mamá lo que había visto: Su padre se enfadó muchísimo con Rufi.

¿ Tú sabes el peligro que corres subiendo a la superficie ? – le dijo su padre – ¿ No sabes que puedes ser comida de peces o de aves ?. ¡ Además, eso es una tontería, nunca podrías ir al espacio y esas estrellas que ves, no son como nosotras. Somos estrellas de mar y vivimos en el mar !. ¡ Te prohíbo que vuelvas a arriba!.

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - su papá le riñe

Rufi tenía un sueño y nada la iba a detener. Desobedeciendo a su padre, la estrellita subía todas las noches a contemplar el cielo estrellado. Soñaba con encontrarse entre ellas algún día. Tan absorta estaba, que no se dio cuenta que un enorme tiburón gris pasó junto a ella. Se quedo paralizada de miedo, pero el tiburón pasó de largo.

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - con el tiburón

¡ Uf..! – resopló Rufi – ¡ si me ve, me come !.

¿ Me come ?. ¡ que idea ! Recordó que su mamá le había dicho que si alguien se la comía, iría al cielo; y en el cielo es donde están las estrellas.

¡ Señor tiburón! , ¿podría, usted, comerme ?

¿ Qué te coma, dices ?. ¿ por qué ?

¡ Porque si me comen iré al cielo, donde viven las estrellas -contestó Rufi – y yo quiero ser una de ellas !

¡ Ja, ja, ja ! – rió el tiburón – ¡ Márchate !

¡ Por favor ! – suplicó la estrella –

¡ Yo, ya he comido y estoy engordando mucho, me voy a tener que poner a régimen!. ¡ Prueba con el pulpo, le gustan mucho las estrellas !

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - con el pulpo

Así lo hizo y le propuso lo mismo al pulpo. ¡ No me hables de comida, tengo diarrea y sólo con pensar en comida, me dan ganas de vomitar! – dijo el pulpo – ¡ Vete a tu casa !

El pulpo se escondió en su cueva y le pidió a la estrellita que no contara lo sucedido, pues estaba en juego su reputación como cazador.

La pobre estrella de mar estaba desconsolada, nadie se la quería comer para, así, subir al cielo. Subió una vez más a la superficie para esperar la llegada de la noche y contemplar ese maravilloso cielo. Era un atardecer precioso y allí, balanceándose sobre las olas, esperó. El fuerte sonido de una bocina, llamó su atención. Era un barco pesquero que faenaba cerca de donde ella estaba.

¡ Los hombres si que deben saber como se llega a las estrellas ! – se dijo – ¡ Ellos me van a llevar !

Ni corta, ni perezosa, nadó todo lo rápido que pudo y se pegó al casco del barco con sus ventosas. Su mágica aventura comenzaba como polizón, a la proa del navío.

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - agarrada a un barco

Transcurrieron cuatro meses desde que Rufi avistara el barco, pero ella seguía fuertemente agarrada a su casco. Ella creía, con todas sus fuerzas, que ese barco la llevaría a su destino. Su nuevo hogar era ese, por debajo de la linea de flotación del buque.

Todas las noches, como de costumbre ascendía a la superficie para contemplar a las brillantes estrellas. La larga travesía llegaba a su fin. Una mañana, la despertó la sirena del barco y pudo ver en el horizonte una ciudad humana. Ella no sabía que ciudad era esa; pero había llegado a Nueva York.

Al llegar al puerto, Rufi se llevó una nueva desilusión; aquello era el puerto y no el cielo, como ella esperaba. ¿ Y ahora qué ? – se echó a llorar – ¡ Nunca podré llegar a mi destino !

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - llega a Nueva York

Rufi saltó del barco y decidió volver a casa, pero estaba tan lejos y no sabía cual era el camino de regreso.

¿ Por qué lloras, estrellita ? – dijo un pelícano, que estaba sentado en el muelle con una caña de pescar – ¿Te puedo ayudar ?

¿ Si me vas a comer, cómeme ? – dijo Rufi –

¡ Chist … ! – ordenó el ave -. ¡ No se lo digas a nadie, soy vegetariano; sólo como algas !. ¡ lo de la caña es para despistar, no tiene cebo ! ¡ Si se enteran mis hermanos seré el hazmerreir !

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - con el pelícano

¿ Qué haces en Nueva York ? – continuó el pelícano –

¿ Nueva York?, – preguntó nuestra protagonista- ¿ qué es Nueva York ?

¡ Nueva York es la ciudad de los rascacielos !, respondió el plumífero – ¡ la ciudad más famosa de los Estados Unidos !

Rufi le contó toda su aventura al pelícano, su viaje en barco, su mayor deseo y su desilusión por no poderlo alcanzar.

¡ Has venido al lugar apropiado !, – dijo el ave- ¡ cómo que me llamo Shilton, que te ayudaré !

¿ En serio ? – exclamó muy alegre la estrella – ¿ Me llevarás junto a las estrellas ?

¡ Te llevaré a Cabo Kenedy, donde lanzan cohetes al espacio ! – prometió Shilton – ¡ Mejor dicho, nos llevará aquel camión; iremos más descansados !

¿Cómo sabes que va a ese lugar ? – cuestionó Rufi –

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - en un camión

¡ Yo vivo aquí, en el puerto, y me entero de todo ! – afirmó el ave -. ¡ El hombre que conduce el camión, siempre está hablando de lo mismo, los lanzamientos espaciales !. ¡ Por cierto, aún, no me has dicho tu nombre !

¡ Me llamo Rufi ! – contestó –

¡ Rufi, tomaré agua del mar en mi pico y métete dentro porque nos vamos de viaje, a Cabo Kenedy.

Se colaron en el camión y tras dos días de viaje, por fin llegaron. Un cohete estaba preparado para el lanzamiento. Shilton la llevo volando y Rufi se agarró con sus ventosas a la nave espacial.

¡ Buen viaje, amiga, -dijo el ave- te veré por la noche en el cielo estrellado!

El cohete comenzó a ascender hacia el cielo. En pocos minutos se hallaba en el espacio, cuando, una explosión, hizo desprender a la cápsula donde iban los astronautas.

Desde ése momento, nada más se supo de Rufi, nuestra intrépida estrella de mar.
Todas las noches, su papá y su mamá, suben a la superficie a contemplar el cielo estrellado y entre todas las estrellas, creen distinguir una estrellita que, se enciende y se apaga, y que tiene la forma de su hija Rufi.

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - Rufi en el cielo