EL BOSQUE EMBRUJADO

Muy cerca de un pueblo llamado Grada, hay un bosque muy especial; tanto que en el pueblo lo llaman el bosque embrujado. Es un bosque en el que no vive ninguna clase de animal desde hace siglos e incluso, se cuenta que gente que se atrevió a adentrarse en él, no volvió jamás a su hogar.

En el citado pueblo, corre una leyenda de hace más de cuatrocientos años en la que se cuenta que en ese bosque, abandonaron el cadáver de Fálgor, un vecino del pueblo que se decía de él que era un brujo y por esa razón no podían enterrarlo en el cementerio por ser lugar santo.

Los gradénses creían que el espíritu de Fálgor habitaba este bosque y por eso no vivían animales allí y que todo ser humano que se atreviera a entrar lo haría esclavo para siempre.

Entre los ciudadanos de Grada, os vamos a presentar a Peco, un chico de 14 años que en realidad se llama Raúl, pero como es muy pecoso todo el pueblo lo conoce con ese mote.

Es en este momento cuando comienza nuestro cuento. Prestad mucha atención.

Era un sábado por la mañana y Peco sacó a pasear a su perro de nombre Sansón, un gran danés muy parecido al televisivo Scooby Doo. El paseo transcurría con toda normalidad hasta que se cruzó en su camino un gato callejero que llamó la atención de Sansón. El gato mostraba una conducta muy rara, ya que parecía provocar al perro de nuestro protagonista.

Sansón dio un fuerte tirón y se soltó de Peco y corrió tras el gato, el cual se dirigió hacia el bosque embrujado. Peco corría tras ellos y no paraba de llamar a su perro para que dejara la persecución del gato y más dada la dirección que ambos animales llevaban.

Al poco tiempo, gato y perro ya se habían adentrado en el bosque y cuando llegó nuestro amigo, pudo ver a su perro ladrando al felino que estaba en la copa de un árbol.

El chico estaba muerto de miedo por encontrarse en ese bosque maldito pero no podía abandonar al perro a su suerte. Llegó donde estaba Sansón y lo tomó por la correa para volver al pueblo cuando todo a su alrededor cambió de repente. El camino por el que había llegado desapareció. Los árboles parecían cambiar de lugar, e incluso el sol se volvió negro quedando el lugar a oscuras a pesar de que era por la mañana. Peco sintió mucho miedo y su perro había dejado de ladrar y parecía muy atemorizado. Entonces el gato se transformó en una luz muy fuerte y se levantó una ventisca muy fría y desagradable.

-Tranquilízate, no tengas miedo-, le dijo la radiante luz, -soy la voz del espíritu del bosque, de este bosque embrujado durante cuatro siglos por el espíritu de Fálgor y tú has sido el elegido para acabar con su tiranía. Desde que arrojó su maldición, todos los animales murieron y ninguno se atrevió a vivir aquí y un bosque sin animales es como un río sin agua. Los humanos no se aventuran a entrar en el bosque porque algunos que lo hicieron no regresaron jamás. Tú eres nuestra última posibilidad de volver a ser libres-.

-Pero… pero…¿qué puedo hacer yo?-, balbuceaba Peco, -yo solo soy un chico-.

-Eres el elegido por tu alto nivel de conocimientos, ya que eres el mejor estudiante de tu instituto-.

-¿Yo…?-, se extrañó el muchacho. -Debe de tratarse de un error porque a mí me suelen suspender en casi todas las asignaturas, soy muy mal estudiante-.

-Que gran error, pero ya no tiene remedio. Una vez que has entrado en el bosque sólo hay una manera de salir y consiste en pasar las cinco pruebas de Fálgor, donde tendrás que poner en juego tus conocimientos e inteligencia para resolverlas y si así lo haces, nos habrás librado de la maldición-.

-¿Y si no lo consigo?-, preguntó muy atemorizado el chico.

-Si no lo consigues serás un esclavo del brujo por toda la eternidad-.

-Pues mira que bien-, contestó muy nervioso, – Hay días que es mejor no levantarse-.

-Eres nuestra esperanza-, afirmó la voz. -Te vamos a ayudar. Tu perro, mientras esté aquí, tendrá el don del razonamiento y de la voz para expresarse y de esa manera podrás consultar con él cuando te enfrentes a cada prueba.Te deseamos mucha suerte-. De esta manera la luz desapareció y se encontraron sólos amo y perro en el tenebroso bosque. La luz del sol volvió a lucir pero era un resplandor muy raro, muy débil.

-¿Y ahora qué hacemos?-, se preguntaba Peco.

-Creo que lo mejor es empezar a caminar y ya encontraremos las distintas pruebas-, contestó Sansón.

-Es verdad-, exclamó el muchacho, – puedes hablar-.

-Y no sólo hablar, también razono, escucha: La suma de los catetos al cuadrado es igual a la hipotenusa al cuadrado en un triángulo rectángulo-.

-Espero que me sirvas de ayuda si queremos salir de aquí . Y ahora, ¿para dónde vamos?, aquí no hay ningún camino-.

No terminó de decir esto, cuando ante ellos apareció un sendero y comenzaron a caminar y de improviso apareció ante ellos algo monstruoso y gigantesco que les impedía el paso.

-Alto-, dijo el gigante que parecía estar hecho de ramas y hojas de árboles con una voz muy profunda y grave.-Si queréis seguir el camino tenéis que adivinar que fruta es la que más me gusta a mí. Para ello escuchad atentamente : Tengo escamas y no soy pez y tengo corona pero no soy rey, ¿qué fruta es? En dos minutos debéis resolver.

(Si quieres adivinar la fruta que más gusta al gigante de ramas y hojas, deja de leer durante dos minutos y pide la ayuda de mamá o de papá).

-Lo sé, lo sé-, dijo el chico con mucha alegría, -lo sé, lo sé…-

-Pues dilo ya-, refunfuñó Sansón.

-Es la piña-, respondió Peco,- esa adivinanza me la enseñó mi abuela. La piel de la piña parece como escamas de pez y la corona son las hojas-.

-Habéis acertado . Podéis seguir el camino; pero tened presente que las pruebas serán cada vez más difíciles.

En ese momento el gigante desapareció y dejó libre el camino. Ambos continuaron en busca de la siguiente prueba.

Tras un largo rato caminando por una senda bastante inhóspita, llegaron a un lugar donde había una mesa repleta de toda clase de manjares.

-Mira Sansón, nos han preparado la comida, en el fondo el brujo este no es tan malo como se decía-, afirmó Peco.

-Si, y se ve todo tan sabroso- dijo el perro,-¿A que esperamos?-

Sin dudarlo, los dos se pusieron a comer esos ricos platos, si uno estaba bueno, el otro mejor. Comieron hasta casi reventar y cuando terminaron escucharon una voz que venía de una roca que parecía haber cobrado vida.

-¿Os ha gustado la comida que os hemos preparado?-, preguntó la roca.

-Sí, estaba todo muy bueno, riquísimo-, contestó el muchacho.

-Me alegro que os haya gustado, porque lo que habéis comido estaba envenenado y para que podáis tomar el antídoto deberéis resolver la siguiente prueba y sólo tenéis dos minutos para hacerlo. Pasado ese tiempo moriréis. Mirad el suelo hay unos palitos VII= I, moviendo un solo palito tenéis que hacer que la igualdad sea cierta, el tiempo comienza ya-.

(Si quieres intentar encontrar la solución al problema con papá o mamá, deja de leer durante dos minutos y luego sigue leyendo para comprobar tu respuesta).

-De prisa, Sansón, piensa que nos va la vida en ello-, exclamó nerviosísimo el muchacho. -Tenemos en números romanos siete igual a uno y moviendo un palito tiene que ser verdadera la igualdad. Piensa-.

-¿Y si no son números romanos?,¿Y si se tratase de números arábigos, se preguntaba el perro. Y si colocamos un palito del siete a continuación de la V sería raíz de uno igual a uno-.

-Bravo, Sansón, lo has conseguido, no eran números romanos, ahí estaba la trampa, exclamó Peco-.

-Enhorabuena-,dijo la roca, -lo habéis logrado. Aquí tenéis vuestro premio-.

En la mesa aparecieron dos vasos con el antídoto contra el veneno de la comida y tras beberlos, la roca desapareció y ellos pudieron seguir su marcha.

Ya habían superado dos pruebas, pero sabían que las otras tres serían más difíciles. Tras una hora, más o menos, llegaron a una explanada en el bosque y se encontraron de frente con dos cuevas y en cada una de ellas había un troll con cara de pocos amigos. El troll que guardaba la entrada a la cueva de la izquierda a nuestros protagonistas, era muy grande con las patas muy largas y el otro, era pequeño con las patas muy cortas. Por lo demás eran igual de feos y malolientes. Los dos trolls comenzaron a hablar al mismo tiempo, el grande con una voz muy grave y el otro con la voz muy aguda. Decían:

ºº

-Una vez llegados hasta aquí, una de estas cuevas tenéis que elegir-.

-Mas por vuestro bien habéis de saber, que una cueva os guiará bien-.

-Pero si la otra elegís, a vuestra propia vida pondrá fin-.

-Uno de nosotros siempre dice verdad, mas el otro sólo dice falsedad-.

-Sólo a uno de nosotros podéis preguntar cual de estas cuevas lleva a continuar-.

-En vuestras manos está cual de ellas vais a atravesar, y como ayuda os diremos que en dichos populares os podéis apoyar-.

-Dos minutos tenéis para pensar o todo esto se va a esfumar-.

(Si quieres con mamá o papá pensar para descubrir que cueva es la que lleva al buen camino, dejad de leer y pensad durante dos minutos. Pasado ese tiempo sigue leyendo y comprueba si habéis acertado).

-Rápido, Sansón-, pedía Peco, -piensa. Tenemos que elegir que cueva pasamos y uno de los trolls sólo dice la verdad y dicen que nos apoyemos en dichos populares-.

-¿Qué te dice tu madre cuando te pilla en una mentira?-. Interrogó el perro.

-Que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo-, contestó Peco , -y que las mentiras tienen las patas muy cortas-.

-Justo, lo acabas de decir, elegimos la cueva del troll grande-, afirmó Sansón.

-¿Estás seguro?, mira que nos la jugamos-, dijo muy temeroso el muchacho.

-Troll gigante, ¿ Es tu cueva la que lleva al buen camino?-, dijo Sansón.

-Si-, contestó el trol grande. -Mi cueva lleva al buen camino-.

-Elegimos la tuya-, afirmó el gran danés.

-Yo podría haber mentido y ser la otra cueva el buen camino-.

-Quien miente es el troll enano, y lo sé porque las mentiras tienen las patas muy cortas-, explicó el perro.

-Esta vez os habéis librado-, gritó el troll enano muy enfadado, -pero vuestra suerte cambiará-.

En ese momento desaparecieron los trolls y las cuevas y quedó el camino libre para nuestros dos protagonistas.

Ya habían superado tres de las cinco pruebas y sin duda las dos últimas serían las dos más difíciles.

Más adelante los dos compañeros de aventura se toparon con un gnomo que estaba muy ocupado escribiendo en un pergamino usando como mesa una seta del bosque. Era muy pequeño con una barba rojiza muy larga y, como todos los gnomos, en la cabeza llevaba un gorro que era un cono; como los nazarenos de semana santa.

-Oiga, señor-, llamó la atención Peco.

-Chist-, chistó el gnomo llevándose el dedo a la boca.

Pasado unos minutos, el duendecillo dejó de escribir y tras enrollar el papiro les dijo: -¿Qué hacéis en este bosque?,¿ no sabéis que está prohibido para seres humanos y animales?

-Disculpe, señor, pero estamos enfrentándonos a las cinco pruebas de Fálgor , ya hemos pasado tres de ellas-, respondió Peco.

-¿Habéis pasado tres ya?-, refunfuñó el gnomo. -La mayoría de incautos que se atreven a pasar por este bosque, pasa las tres primeras pero la cuarta la pasan muy pocos y la quinta ninguno. No creáis que ya lo habéis conseguido, aquí vais a tener que contestar a tres preguntas. Si acertáis la primera os haré la segunda y así hasta la tercera -.

-¿Y si fallamos alguna…?- Dijo el perro.

-Ja, ja, ja-, se echó a reír el duende,-seréis esclavos de Fálgor por toda la eternidad, nunca volveréis a casa. Si estáis preparados comenzamos. Ahí va la primera pregunta: ¿Cuánto vale como máximo un cristiano ¿Debéis de dar con la solución antes de un minuto-.

(Al igual que en las otras pruebas, si quieres adivinar las tres preguntas con papá o mamá, deja de leer cuando hayas leído la pregunta e intenta dar la solución y luego la compruebas en el cuento).

-¿Un cristiano?-, se extrañaba Sansón,-¿Cristiano Ronaldo?-

-No, no debe ir por ahí-, afirmó su amo.-Se refiere a un hombre que su religión es el cristianismo-.

-¿Y cuántos euros puede valer un hombre cristiano?-, se volvió a interrogar el gran danés.

-Cuando estudiábamos religión en el colegio, el profe nos decía que Judas vendió a Jesucristo por treinta monedas de plata, luego un seguidor de Él no puede valer lo mismo ni más, razonó el muchacho-.

-Se acaba el tiempo. ¿Cuál es la solución?-, expuso el gnomo.

-29 monedas de plata-, contestó Peco.

-Brrr-, gruñó el duende,-lo habéis acertado. Veremos que pasa con la segunda pregunta.Y ahí va. Tenéis que adivinar mi nombre a través de los años que tengo y para ello os diré que mi edad más la de mi primo es de 2244 años y que mi primo tiene la mitad de años que yo. Adelante, listillos-.

-La hemos fastidiado, gimió Peco, con lo mal que se me dan las mates…-

-Calla, calla-, mandó el gran danés, -creo que lo tengo. Mira la edad del gnomo es x y como la de su primo es la mitad que la de él es x/2 por tanto la ecuación sería x +x/2 = 2244. Si quitamos el denominador quedaría 2x + x = 4488, si despejamos la x, tendríamos lo siguiente x = 4488 / 3 = 1496 años tiene el gnomo-.

– ¡Maldita sea!, lo habéis acertado-, dijo el gnomo muy enfadado, – pero aún no habéis terminado el problema, ¿Cual es mi nombre?-

-Que mayor es este hombrecito, expuso el chaval, Ya tiene derecho al voto-.

-Déjate de tonterías que no tengo ni idea de cómo adivinar el nombre de este tipo-, refunfuñó el perro.

-Esto es lo más fácil-, aseguró Peco, – ¿No ha dicho que si acertábamos su edad podríamos saber su nombre? Pues ya está. Se trata de identificar cada número con una letra del abecedario-.

-Me cachis….-, se dijo el gnomo, -el más tonto lo va a acertar-.

-Mira, dime los números uno a uno-, pidió el muchacho.

-El 1-, dijo el perro.

-Al 1 le corresponde la A; más….-

-El 4-, prosiguió Sansón .

-Al 4 le corresponde la letra D-.

-El 9-.

-Al 9 es la letra I-

-Maldición sólo les falta una letra y lo habrán adivinado-, decía por bajini el duende.

-Y el último es el 6-, terminó el perro.

-Ya está, el 6 va a la letra f. Este gnomo se llama ADIF , ¿o no?-

-Sí, me llamo Adif. Pero os queda el tercer problema y ese no lo vais a resolver. Escuchad: tenéis dos garrafas vacías , una de 5 litros y otra de 3 litros y ninguna de ellas está graduada. Debéis dejar 4 litros justos de agua en la garrafa grande. Lo tenéis que hacer en menos de 3 minutos-.

-Pero aquí no hay ningún sitio para llenarlas de agua-, protestó Peco.

En ese momento aparecieron las dos garrafas y una fuente de agua.

-Aquí estamos perdidos-, decía Sansón.

-No te preocupes-, le decía Peco al oído a su perro, -nos vamos a reír un poco de este enano malcarado. Que mala suerte hemos tenido, lloraba y gritaba, este problema no lo vamos a resolver. Nos quedaremos para siempre en este bosque-.

-¿Os rendís?-, propuso el duendecillo.

-De eso nada-, dijo el chico con mucha alegría, -esto lo vi en una película y se me quedó en la memoria. Llenamos la garrafa de 5 litros y la llamaremos la garrafa grande y su contenido lo vaciamos en la garrafa de 3 litros y la llamaremos la garrafa pequeña. En la grande nos han quedado 2 litros. Tiramos el contenido de la garrafa pequeña y en ella echamos los dos litros que quedaron en la grande. Volvemos a llenar la grande y llenamos la garrafa pequeña con el litro que le falta para los 3 y en la grande hemos quitado un litro nos queda 5 – 1 = 4 litros justos. ¿Qué te ha parecido?, luego dicen que soy tonto-.

-Bravo, amo, lo has conseguido, celebraba Sansón-.

-Os odio con toda mi alma-,refunfuñó el maldito gnomo. Podéis seguir pero en la próxima prueba os encontraréis con el mismísimo Fálgor y allí sucumbiréis-.

Y diciendo esto desapareció.

Un nuevo camino se abrió ante ellos y comenzaron a caminar en busca de la última prueba, la más difícil y sería el mismísimo Fálgor quien se la presentaría y eso les hacía tener mucho miedo.

-Si salimos de esta aseguro que me volveré un buen estudiante ya que me he dado cuenta de lo importante que es saber y el ser inteligente, prometía Peco-.

-Espero que salgamos, pero el brujo ese no nos lo va a poner fácil-, comentaba la mascota del chaval.

Tras caminar una media hora llegaron a un río que les cortaba el paso y se podía ver un puente en ruinas que no permitía el paso al otro lado.

-Sansón, no podemos seguir-, el río nos corta el paso, afirmaba el muchacho.

-Así es os corta el paso y debéis saber que al otro lado del río está el camino que os llevaría a vuestra casa-, se escuchó una voz tras ellos. Se volvieron y allí se encontraba Fálgor. Era un esqueleto con ojos ensangrentados y llevaba una especie de hábito negro con capucha .

-Fálgor, supongo- ,dijo el chico con voz muy temblorosa.

-El mismo-, contestó el brujo, -para esclavizaros con mucho gusto.

-Tengo mucho miedo-, tiritaba sansón.

-Y yo, y yo- , decía rechinando los dientes de pavor.

-No tengo todo el día, por tanto vamos a vuestra última prueba antes de ser míos para siempre , se oía con voz amenazadora al malvado. Escuchad atentamente esta historia pues al final de ella os haré una pregunta, vuestra última pregunta . Un señor muy rico se apostó toda su fortuna, cuando o estaba completamente borracho, que era capaz de beber todo el agua del mar. Esto se escribió y se firmó delante de testigos. Al día siguiente se encontraron en la playa los dos apostantes y los testigos . Como bien es sabido, ningún hombre puede beberse todo el agua del mar. Pero el rico señor le dijo al otro apostante que hiciera algo que no pudo hacer y por eso se tuvo que romper la apuesta, ¿Qué le dijo al apostante que hiciera que no pudo hacer y así salvó su fortuna? Tenéis cinco minutos y como pista os diré que la solución está delante de vuestros ojos. Comienza el tiempo-.

(Si quieres intentar encontrar la solución con papá o mamá, dejad de leer por un tiempo y cuando creáis tener la solución, seguid leyendo y comprobad vuestra respuesta).

-¿Tienes alguna idea?-, preguntó el gran danés.

-Ni idea-, respondió Peco.

-Dice que una pista está ante nosotros-, dijo Sansón, -¿ pero qué..?-

-Ante nosotros tenemos : árboles, piedras. Un puente derruido, hojas de árboles, el río, un camino y un brujo-, enumeraba el amo de Sansón.

-Eres un genio-, mi amo, gritaba Sansón con mucha alegría, -has dado con la solución-.

-¿yo..?-, preguntaba con extrañeza.

-La clave está en el río-.

-Calla, maldito chucho-. Gritaba Fálgor mientras hacía un conjuro para que el perro no pudiera hablar.

-Dílo, Sansón, dílo-, gritaba Peco,

-Guau, guau-, sólo podía ladrar.

-Eso es trampa-, gritaba enfurecido el muchacho, -mi perro sabe la solución y usted lo ha callado; no es justo-.

-Claro que no es justo, ¿Quién te ha dicho que yo sea justo?-, se reía Fálgor, -Yo nunca pierdo-.

-Lo que pasa es que le molesta que seamos más listos que usted y hayamos acertado las cinco pruebas-, protestó Peco.

-Ésta, aún no-, ironizaba el malvado brujo.

En ese momento apareció la voz del bosque iluminando la copa de un árbol.

-Detente ,Fálgor-, dijo la voz, -durante cuatrocientos años hemos aguantado tu tiranía con la promesa de que si alguien superaba tus cinco pruebas, ésta acabaría y ahora que está a punto de suceder, juegas sucio-.

-Lárgate de aquí-, gruñó el brujo. -Este no es tu asunto-.

-Peco-, llamó su atención la voz,- yo haré que la voz de tu perro se escuche en ti. Comienza a hablar-.

-El señor rico le dijo al otro apostante: “Yo aposté beber todo el agua del mar…”-.

-Que se calle, que se calle-, gritaba como loco Fálgor e intentaba hacer conjuros que no servían de nada.

-Sigue, Peco-, animaba la voz.

-Pero del agua de todos los ríos que al mar llega, nada se escribió ni se firmó-.

-No,no-, se deshacía el malvado brujo.

.Por tanto, continuaba el chico, para que yo pueda beber el agua del mar evita tu que el agua de los ríos lleguen al mar y al no poder hacerlo se rompió el escrito de la apuesta-.

Un grito salió de la a boca de Fálgor que poco a poco se fue apagando hasta desaparecer.

-Bravo, lo hemos conseguido-, dijo el perro que había recuperado la voz.

De Fálgor sólo quedaba el negro hábito, el puente roto se reconstruyó por arte de magia, los animales volvieron al bosque, el río se llenó de peces, las almas de los hombres que esclavizó el brujo fueron liberadas. En una palabra, la vida volvió al bosque que dejó de llamarse embrujado para llamarse el bosque maravilloso.

-No existen palabras para poder agradeceros lo que habéis hecho por todos nosotros-, habló emocionada la voz del bosque, -por fin volvemos a ser un bosque-.

-Aunque hemos pasado mucho miedo, ha merecido la pena devolverle la alegría a este lugar-, exclamó Peco. -Ya llevamos mucho tiempo fuera de casa y mis padres y hermano estarán muy preocupados por nosotros. Hasta pronto, amiga voz, volveremos a encontrarnos-.

-Todo ha salido bien y eso es lo importante, dijo el animal, Adiós-.

Peco y Sansón cruzaron el puente para regresar a casa. Desde la otra orilla contemplaron como el bosque se había llenado de vida, ciervos, ardillas, liebres, zorros, gamos, toda clase de pájaros e insectos, poblaban un lugar antes muerto.

-Formamos un buen equipo, ¿verdad Sansón?-, expuso el muchacho lleno de orgullo.

-Guau, guau-, ladraba el gran danés.

–Has vuelto a ser un perro; pero que perro… le decía mientras lo abrazaba, -Vamos a casa que nos estarán esperando-.

Cuando ya se marchaban les llamó una voz que resultó ser la del gnomo.

-Quiero disculparme con vosotros , en mis primeros 1096 años de vida yo era un buen gnomo, pero cuando llegó Fálgor me obligó a trabajar para él y ser odioso como él quería, se disculpaba el duendecillo, ¿Me perdonáis?-

-Por supuesto que sí-, decía Peco. -Pero ahora nos debemos marchar-.

-Por cierto si yo tengo 1496 años, ¿Cuántos tiene mi primo?-

-Lo siento, Adif, pero yo soy muy malo en matemáticas y mi perro ya no habla ni razona fuera del bosque, sintió el chico -.

El perro con la pata delantera escribió en el suelo 2244 – 1496 = 748.

-Que listo es mi perro-, se asombraba Peco, -es el perro más inteligente del mundo-.

-Claro, se quita años-, comentó el gnomo, -a mi me decía que eran 657, dijo Adif. Adiós amigos, buena suerte-.

Peco y Sansón fueron recibidos en Grada como verdaderos héroes y les dieron la medalla de hijos predilectos del pueblo.

FIN

El primer viaje de Tita

cabecera tita

En algún lugar indeterminado en el mar Mediterráneo y por acción del calor de los rayos del sol, se va a producir el nacimiento de una gota de agua llamada Tita. Esta gotita de agua, nuestra protagonista, va a hacer su primer viaje; viaje que tendrá su continuación en un ciclo infinito del agua en nuestro planeta.
Tita ya ha ascendido con millones y millones de hermanas al cielo, dónde las corrientes frías de aire, harán que se condensen y entre todas formen a mamá nube; y aquí es dónde verdaderamente comienza nuestro relato.

– ¡Hola Tita, bienvenida! -dijo la nube-. ¡Bienvenida a tu primer viaje!.
– ¿Quien eres?-preguntó- ¿que hago aquí?.
– Soy mamá nube y vas a ser parte del misterio continuo del agua de éste planeta -le respondió-.
– ¿Para dónde vamos? -volvió a preguntar-.
– Será el viento quien decida hacia dónde vamos, si el viento es de levante iremos hacia la costa y luego a las montañas y si el viento es de poniente, nos llevará mar adentro y a otros países.
– Si vamos a las montañas,  ¿que pasa? -interrogaba sin parar-.

Mientras la nube le contestaba sin cesar a todas sus preguntas, el viento de levante empujaba  las nubes hacia el interior; a las montañas mamá nube fue engordando y llegaba el momento del parto o lo que es lo mismo, pronto llovería en ése lugar, cientos de nubes se reunieron allí mismo.

– Tita -dijo mamá nube- ha llegado el momento. Tú y tus hermanas pesáis demasiado y ya no os puedo transportar. Vuestro viaje comienza ahora y nos volveremos a encontrar al final del camino; en el mar. Preparad vuestra mochila paracaídas y que tengáis buen viaje.

Tita_en_paracaidas

En ese momento comenzó a llover y Tita, junto a muchos millones de sus hermanas empezaron a caer rápidamente hacia el suelo. Las nubes chocaban unas contra otras produciendo un ruido espantoso que iba precedido de un destello cegador. En poco tiempo, Tita ya estaba en tierra y comenzó a hundirse en el barro.

– ¿Que ocurre?- se cuestionó la gota de agua-. ¿Por qué nos hundimos?.

Un árbol plantado en ese lugar le contestó:
– Os estáis filtrando para buscar el nacimiento del río; un nacimiento subterráneo. Nosotros los vegetales tomaremos un poquito de vuestra agua para poder vivir y vosotras continuareis vuestro viaje.
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– ¿Tu vives gracias a mí y mis hermanas? -preguntó asombrada Tita-.
– ¡Sí ! -contestó el árbol-. Todas las plantas, incluidos nosotros los árboles necesitamos agua y minerales de la tierra. ¡Mira si sois importantes, gotita!. Luego nosotros contribuimos con el ciclo interminable de la naturaleza.

– Me gustaría hablar mas tiempo con usted -afirmó Tita-, pero tengo que proseguir mi viaje. ¡Adiós, nos volveremos a ver en otro ciclo! -se despidió el señor árbol-.

Tita se hundía entre la oscura y densa tierra; no se veía nada. Todas las gotas filtradas llegaron a una caverna subterránea donde había un lago.
Cuando cayeron en el lago, una pendiente les empujaba hacia el exterior como si de un tobogán se tratara. Ya estaba en el río, ya emprendía el regreso a casa. Al principio la corriente era muy fuerte, pero pasados unos cuantos kilómetros, se hizo mas pausada para poder disfrutar mejor del viaje y contemplar el paisaje.

– ¡Nunca había estado en un río!- le comentó a una de sus hermanas-, mamá me dijo que todos los ríos desembocan en el mar.
– ¡Sí todos los ríos, pero nosotras estamos en un afluente! -le respondió su hermana gota-.
– ¿Un afluente?-dijo extrañada-¿Entonces no vamos al mar?.
– Sí vamos hacia el mar, pero primero tenemos que desembocar en otro río mas grande -le explicó-, un afluente desemboca en un río y éste en el mar.

Todo era nuevo para Tita en su caminar por el río. Las diferentes clases de peces, la vegetación, el paisaje; cuando subía a la superficie.

tita_y_cangrejoDe pronto se topó con un ser extraño: era de color gris verdoso, tenía un fuerte caparazón y era alargado con dos fuertes pinzas en la parte de la cabeza y lo mas curioso es que caminaba hacia atrás.
– ¿Que clase de ser eres tú?-cuestionó nuestra amiga-.

– ¡Soy un cangrejo y vivo en éste río!. Me llamo Anastasio y mi principal  preocupación son los lucios, esos peces se comen todo lo que se mueve, ¡incluidos los cangrejos! -comentó el crustáceo-.
– ¿Puedo hacer algo por usted, don Anastasio? -se ofreció la gota de agua-.
– Pues ya que lo dices…y puesto que eres una gota de agua…pasa por mis branquias para que respire -pidió el cangrejo de río-.

– ¡Pero si me respira usted… no podré llegar al mar con mi mamá! -expuso llorosa la amiguita-.
– ¡Sí que podrás! -explicó-, los cangrejos como los peces, necesitamos agua para respirar, ya que respiramos por branquias. Fuera del agua nos  ahogaríamos, ¡te respiro, te expulso por mis branquias y continúas tu navegación!.

Así lo hizo y tras despedirse del cangrejo continúo su aventura. Días después, llegaron a desembocar en el río principal. Tita se puso muy contenta de estar por fin en el camino que le llevaría con mamá nube y se puso a nadar como  una loca.

– ¿Dónde vas tan deprisa? – le preguntó una voz-.
– ¡ Hacia el mar, allí me espera mi mamá ! -contestó-.
– ¡ El mar está aún muy lejos ! -explicó la voz-, descansa y charla un poquito conmigo.

Tita se detuvo y se volvió a contemplar a aquel ser que le hablaba. Era muy extraño, no tenía forma definida, pero era de color negro, enorme nariz y ojos rojos de fuego.

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– ¿ Quien eres tu? -interrogó Tita- ¡ he visto cosas raras en mi viaje, pero tu eres la que más !.
– ¿ No me conoces? -dijo ese extraño ser- , yo vengo de aquella industria química que hay en la ribera del río. Después de sufrir varias reacciones químicas, nos echan al río.
¿Aún no sabes quien soy yo?.
– ¡ No, no lo sé ! -respondió-.
– ¡ Acercate a mí y lo sabrás ! -ordenó el ser.
Tita, en su ignorancia, se acercó a ese ser, que resultó ser la contaminación. La rodeó y dejó a nuestra protagonista totalmente contaminada. Se volvió sucia y muy pesada; apenas podía arrastrarse por el fondo del río.
– ¡ Es usted muy malvada, contaminación ! -susurraba muy triste-, así no podré llegar nunca con mi madre.
– ¿ No te dijo que nunca hables con desconocidos ? -decía riendo- , ¡ cuando quieras pasa a visitarme otra vez !.
Tita prosiguió su camino muy triste y muy pesada. Una corriente extraña le impulsó a una nueva experiencia. Algo parecido a unas hélices la llevaron a un contenedor inmenso de agua y una sustancia llamada cloro, la limpió de la contaminación sufrida. Estaba en un depósito de abastecimiento de agua para los humanos.
Poco después fue atraída a un conducto muy estrecho que los humanos llamaban tuberías y cuando se quiso dar cuenta había salido por un grifo y estaba en un vaso listo para ser bebido por un niño.

tita_en_vaso

– ¡Por favor, no me bebas! -suplicó la gotita-.
– ¿Quien ha dicho éso? – dijo el chico asustado-.
– ¡ Yo…aquí…en el vaso! -contestó Tita- si me bebes no podré llegar al mar; allí me espera mi mamá. Por favor, devuélveme al río.
El niño no salía de su asombro y totalmente pasmado iba diciendo: ¡yo no estoy loco, una gota de agua que habla, yo no estoy loco…!. Y así fue hablando sin parar hasta llegar al río y vaciar el vaso en él. El chaval volvió a casa diciendo lo mismo.
Tita estaba de nuevo en el río y proseguía su caminar. Pasó por saltos de agua, por debajo de puentes, llegó a pueblos humanos, estuvo en un gran pantano dónde no se veían las orillas.
Que divertido fue llegar a la presa y saltar desde tan alto, como si de una montaña rusa se tratara. Conoció a  muchísimos habitantes de las aguas fluviales. Un día cuando ya le faltaba poco para llegar a su destino, ocurrió lo mas insólito. Tita encontró a la orilla del río a un humano adulto que estaba muy apenado. Resulta que éste humano era agricultor y cuando la gota amiga llegó a su altura lo escuchó decir:
– ¡Que pena, mis campos se secan, mis cosechas perdidas y mis hijos sin nada que comer !, tanta agua en el río y que no la pueda utilizar en mis campos por culpa del cacique del pueblo, que como no le vendo mis tierras, tiene comprado a todo el mundo, para que no me dejen ni regar. ¡Él ha ganado!, no tengo mas remedio que venderle mis tierras si no quiero que
mis hijos pasen hambre. Voy a buscarlo y a vender…

tita_en_rio

– ¡Detente labrador! -la voz de Tita surgió del río-.
– ¿Quien ha dicho eso? -respondió contrariado Dimas , pues así se llamaba.
– ¡Soy la voz del espíritu del río -después de la experiencia con el niño, no se quiso identificar como gota de agua-, he oído tu lamento y para que no tengas que vender tus tierras y no estés triste, invocaré a todas las gotas de agua de ahora y de siempre, para que llegando a éste lugar se filtren por debajo de tus bancales y que siempre lo tengan húmedo.
El agricultor totalmente estupefacto sólo pudo decir: Gracias.

– ¿Como te llamas labrador? -preguntó Tita-. ¡ Didi…Dididi…Didi Dimas! -respondió muy nervioso-.
– Adiós Didi Dimas -dijo la gotita convertida en espíritu del río-.
– Adiós espíritu del río – se atrevió a responder nuestro agricultor-.

Tita pidió a sus hermanas que se filtraran por los campos de Dimas y que corriera la voz ,para que todas las que vinieran detrás, hicieran lo mismo. Desde ése día, los campos de  Dimas estuvieron húmedos y tuvo grandes cosechas por lo que no tuvo necesidad de vender sus tierras.

El primer viaje de Tita tocaba a su fin. Una mañana llegó a la desembocadura del río en el mar. Su alegría no tenía límites. Nadó con todas sus fuerzas hasta llegar al agua salada.
Miró, miró y volvió a mirar al cielo. Ni una sola nube en el despejado cielo.

– ¡ Mamá, mamá! -gritaba desesperada- ¿dónde estás mamá?, dijiste que me esperarías en el mar y yo he vuelto y tu no estás. Mientras decía esto se echaba a llorar nuestra gotita.
– ¿Porqué lloras gotita? -dijo una voz con mucha ternura-.
– ¿Eres tú mamá, eres tú? -respondió Tita-, ¿dónde estás?.
– Aquí arriba, soy el sol. ¿Por qué estás tan triste?.
– Porque mamá nube me dijo que me esperaría al llegar al mar -contestó Tita-.
– No te preocupes, pronto vendrá -la consoló el sol- y en ése momento comenzó a cantarle una canción de cuna y Tita se durmió.

Por acción del calor del sol, comenzó a ascender al cielo azul y por condensación se formó mamá nube. Tita se despertó loca de contenta; estaba con su mamá y le tenía que contar todo lo sucedido.

– ¡ Mamá, hablé con un árbol y conocí a un cangrejo y me contaminaron y casi me beben ! -le explicaba apresuradamente-.

tita y mamá
– ¡ Tranquila, cuéntamelo todo desde el principio ! -le pidió mamá nube-.
Tita hizo éste viaje muchísimas veces, pero su primer viaje fue inolvidable.

FIN