Toby, el perro del cuadro

cuento toby - antonio m lorente

 

Cuento dedicado a la fidelidad del mejor amigo del hombre
En el museo de arte contemporáneo de la ciudad de Albacete, en la sala V, hay un cuadro muy especial; un cuadro que va a ser el eje sobre el cual girará nuestra historia: «El perro del cuadro».
El pintor holandés Erick Van Hesp pintó el cuadro en 1942. Se trata de una mezcla, el realismo, reflejado en la imagen del perro, con el impresionismo del fondo.
Esta mezcla de estilos pictóricos hace que sea el cuadro más visitado del museo.

cuento toby, el perro del cuadro

Hoy, 17 de Noviembre de 2006, como todos los días, el museo recibe a los turistas de costumbre y los guías se dedican a explicar las distintas obras de arte que encierran estas paredes.
Cuando los visitantes se acercan a la sala V, la expectación crece, sí, porque allí está «El cuadro del perro», que es conocido popularmente por Toby. Fue Mario, un guía del museo quien lo bautizó con este nombre.

cuento toby, en el museo
Cuando el último grupo de turistas se fue, las luces del museo se fueron apagando. Toby, nuestro protagonista, se dispuso a dormir, pero un ajetreo de cajas, voces y pasos por la galería, llamó su atención.
¿Qué es todo este lio? – pensó-¿Acaso hay un terremoto ?

Las luces de la sala se encendieron y un grupo de operarios del museo entraron con una gran caja. La desembalaron y Toby vio que se trataba de un cuadro que iba tapado por una gran tela. Lo colgaron en la pared de enfrente del cuadro de Toby y escuchó a los trabajadores decir:
¡ Vaya unas horas de preparar la exposición!- dijo uno de ellos- ¡ Ya la podían haber traído antes!, ¿no crees?
¡ Vaya que si! – dijo el otro -¡ Parece ser que había mucho tráfico!

¿De dónde viene ? – preguntó el primero-

¡ De Valencia ! – contestó el compañero- ¡ Va a estar aquí un mes y luego se vuelve a Madrid, al Museo Reina Sofía, donde se queda allí, en su museo!. ¡ Es una exposición itinerante!

¡ Itini… ¿qué? – dijo sorprendido el primer operario –

¡ Itinerante, burro !, itinerante -le explicó al ignorante camarada- ¡ va de un museo a otro por diferentes ciudades por una temporada; eso quiere decir itinerante!

Al quitar la tela que cubría el cuadro, Toby pudo ver a un viejecito, sentado en el banco de un parque, que parecía muy, muy triste. Bajo el cuadro se podía leer : «Soledad bajo el sol»; quizás era el título.

cuento toby - cuadro de anciano
Los operarios del museo se marcharon. Toby no dejaba de mirar al recién llegado. Sin pensarlo dos veces, salió de su cuadro y se dirigió al de su vecino. Lo olisqueó y le lamió la mano. El anciano levantó la cabeza y le dijo: ¡ Vete, chucho!; ¿No ves que estoy con mi soledad?.

Toby, muy apenado volvió a su cuadro y tras mirarlo otra vez, se durmió.
Las noches siguientes, ocurrió lo mismo y, el perro, obtuvo la misma respuesta por parte del viejo. Pero, nuestro protagonista, no estaba dispuesto a rendirse. Había decidido que ese anciano solitario sería su amo y amigo y nada, ni nadie lo detendría.

Una noche, como de costumbre, Toby se volvió a dirigir al anciano; y éste, le dijo lo ya acostumbrado. Toby entró en el cuadro, mordió el pantalón del viejo y lo arrastró hasta el centro de la sala.

¿Qué haces, chucho del demonio? -refunfuñó el anciano- ¿Por qué me has sacado de mi cuadro?.

Toby se dirigió a su cuadro y de un mordisco arrancó un trozo de rama y la puso a los pies del anciano señor.

¿Qué quieres?, ¿quieres que te lance la rama – repuso el señor- ¡ La tiraré, pero luego me dejas en paz!

Toda la noche estuvieron jugando y paseando por el solitario museo. Toby, había conquistado el corazón del viejo solitario; tenía un nuevo amo.
Las siguientes noches, cuando el museo quedaba en silencio y solitario, amo y perro, abandonaban sus respectivos cuadros y se dedicaban a cultivar su nueva amistad.

El 17 de Diciembre, a las ocho de la mañana, Toby, se despertó y lo primero que hizo fue dirigir la mirada a su amo. El perro se estremeció al ver que la pared estaba vacía; su dueño se había marchado sin el.

Como el museo abría las puertas al público a las diez de la mañana, estaba aún vacío. Toby, saltó de su cuadro y anduvo buscando a su amigo por todo el museo ladrando y aullando de forma lastimera para que su amo le oyera.
Comprendió que su amo no estaba en el museo. En la pared, ahora vacía se podía leer: ¡ Adiós, Toby, no te olvidaré!; pero no creemos que el perro supiera leer.

En su deambular por el museo, vio una ventana con barrotes que estaba entreabierta. Al ser de papel, nuestro amigo, pudo salir con facilidad.

Toby se encontró con un mundo muy distinto del que él conocía. Era un mundo en tres dimensiones, mientras que el suyo era de dos. Unas máquinas rodantes iban a toda velocidad y emitían un ruido espantoso. El perro, se decidió a cruzar la calle y esas máquinas infernales; los coches, casi lo atropellan.

Al otro lado de la calle estaba Rocky. Un perro callejero y trotamundos. Se acercó a Toby y lo saludó.
¡ Eh, amigo, tienes que tener más cuidado al cruzar la calle, o si no, te atropellarán los coches! -dijo el perro vagabundo-

cuento toby - con perro vagabundo
Como es costumbre entre los perros, Rocky fue a oler la parte del culillo a Toby. Su sorpresa fue mayúscula al comprobar que Toby era plano y que por el otro lado era como una silueta en blanco.

¿Qué clase de perro eres tu? – preguntó Rocky con gran sorpresa – ¡Eres plano y te falta el otro lado!. ¿Te ha pasado por encima una apisonadora…?

¡ Soy un perro que fui pintado para un cuadro- explicó Toby- y me he escapado de la pintura y del museo para buscar a mi amo !.
¿ Quieres ayudarme?

¡ Primero hagamos las presentaciones – dijo el perro trotamundos-. Mi nombre es Rocky, tengo tres años y vivo en una zona industrial, en compañía de una panda de perros, a las afueras de la ciudad !

¡ Yo soy Toby – contestó nuestro protagonista – Soy un perro de un cuadro y vivía allí enfrente; en el museo y tengo sesenta y cuatro años , me pintaron en 1942 .
¡ Pues… te conservas muy bien para tener esa edad ! -comentó el nuevo amigo de Toby-. ¡ Ven conmigo y por el camino me cuentas toda tu historia y si está en mi pata, te ayudaré !

¡ Gracias, amigo! – dijo Toby – ¿Sabes que eres mi primer amigo perro ?

¡ Cuando conozcas a todos los de mi pandilla, vas a tener muchos más ! – le respondió el perro callejero –

Y así, los dos nuevos compañeros se alejaban calle abajo, mientras Toby le iba relatando todo lo ocurrido.
A las diez de la mañana, como era habitual, el museo, abría sus puertas. El primer grupo de visitantes se preparaban para admirar las obras de arte, en especial; » el cuadro del perro «. Al llegar a la sala V, se produjo la gran sorpresa al comprobar que el perro no estaba en el cuadro. En su lugar sólo había una silueta en blanco.
Todas las alarmas se dispararon y la sala se llenó de policías, investigadores, agentes de seguros… Nadie podía explicar ese misterio, ya que no lo habían robado, ni arrancado, ni borrado con disolvente. Era algo muy insólito.

cuento toby - desaparece del cuadro
Mientras tanto, nuestros dos amigos proseguían con su aventura. Toby narró a Rocky todo lo sucedido en el museo.

¡ Quisiera ayudarte, pero no se como ! – dijo contrariado Rocky- ¡ Por lo que me has contado, quizás lo hayan llevado a otro museo!, ¿ pero cual…?. ¡ Hay tantos y tantos !

¡ Espera,- exclamó Toby muy agitado- si, ya recuerdo!. ¡Cuando colgaron el cuadro de mi amo en la pared, oí a los operarios decir que su museo era el «Reina Sofía «, en un lugar llamado Madrid !

¡ Yo se lo que es Madrid ! – gritó entusiasmado el trotamundos – ¡ Es una ciudad que está lejos de aquí, pero a la que yo he ido un par de veces !

¿Sabes como ir? – interrogó muy excitado nuestro protagonista –

¡ Claro que se como ir ! – afirmó Rocky- ¡Estás hablando con el rey de la aventura!

¡ Pues pongámonos en camino! – exclamó Toby lleno de alegría –

¡ Espera, compañero ! – advirtió el perro callejero – ¡ A ese lugar no se puede ir andando, hay que ir en camión !. ¡Verás, conozco un camión que va todos los días a Madrid; yo he ido en él. Mañana, al amanecer nos subiremos, cuando no nos vean, y en unas horas estaremos allí !

¡ No se como te podré agradecer lo que estás haciendo por mi ! – dijo Toby con gran emoción –

¡ No tiene importancia, si no nos ayudamos entre nosotros, ¿quién lo iba a hacer? – contestó Rocky – ¡Ven que es la hora de comer !

¿Qué es comer? -preguntó Toby –

¡ Claro, como tu eres de papel, no tienes la necesidad de comer ! -afirmó Rocky – ¡Ven y lo sabrás !. ¡ Vamos a casa de una anciana. que tiene muchos gatos y que no le gustan los perros para nada! – dijo el nuevo amigo de Toby –

¡ Pero, si no le gustan los perros, ¿ cómo te va a dar de comer ? – cuestionó Toby –

¡ Te explico, la anciana es miope y cuando voy a su casa, maúllo; así cree que soy un gato abandonado y me da un jugoso pez. Así, día tras día ! – expuso Rocky –
Así lo hicieron. Al llegar a casa de la anciana, Rocky se puso a maullar como un loco. La anciana de los gatos, al momento salió de la casa con un enorme pescado y se lo ofreció a nuestro falso gato.

¡ Hola gatito bonito ! – dijo la señora – ¿Has venido por tu comidita ?

cuento toby - le ofrecen comida
¡ Miau ! – maulló Rocky –

¡ Toma gatito guapo, un pescadito ! -continuó la generosa anciana – ¡ Dale un poquito a tu amigo porque está muy flaco. Se ve que no ha comido en varios días !
La anciana entró en la casa y el pícaro perro engulló el pescado, ante la atenta mirada de Toby.

Los dos aventureros emprendieron el camino del hogar de Rocky. Al pasar por una tienda de electrodomésticos , algo llamó la atención del callejero. En las televisiones encendidas de la tienda se veía el cuadro de Toby.

cuento toby - sale en la tele
¡ Toby, mira ! -exclamó Rocky -¡ Tu cuadro está en la televisión !.¡ Te están buscando, seguro !. ¡ Tenemos que ir lo más rápido que podamos a mi callejón !

Ambos perros corrieron sin descanso hasta llegar al callejón en un polígono industrial de la ciudad. Allí estaban los compañeros de Rocky: Manchas, un perrito blanco con manchas negras; de ahí su nombre, Magno, un gran perro sabueso, Fefa; una perrita que casi siempre está enfadada y Calamidad; un perro enrazado. Esta es la familia de Rocky, todos son perros callejeros; abandonados.

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Cuando Rocky presentó a Toby a sus amigos, todos rieron al ver un perro tan raro, plano y solo visto por un lado. Rocky les ordenó callar, pues él era el jefe de la pandilla, y les contó toda la historia del perro del cuadro.

¿ Por qué quieres encontrar al viejo del cuadro? – preguntó Manchas –

¡ Porque es mi amo y mi amigo ! -respondió Toby –

¡ Ningún humano es amigo de los perros. nos utilizan a conveniencia y cuando ya no les hacemos falta nos dan una patada en el culo!- dijo Fefa muy enfadada, como de costumbre- ¡ Si no me crees, Magno, di que pasó contigo !

¡ Yo me crié en una casa muy acogedora ! – narraba el gran sabueso – ¡ Mis amos me querían mucho. Un día, prepararon toda clase de maletas. Las metieron el el coche y me llamaron para que también subiera. Al llegar a una gasolinera, me bajaron a dar un paseo y mientras yo estaba distraído olisqueando aquí y allá, arrancaron el coche y se alejaron. Al darme cuenta, corrí tras ellos, ladrando con todas mis fuerzas. Se han olvidado de mí, se darán cuenta que yo no estoy en el coche, pensé. Poco tiempo después comprendí que me habían abandonado. Regresé, como pude a la ciudad y me encontré con Rocky y desde entonces éste ha sido mi hogar !

¡ Todos tenemos historias similares ! – continuó Fefa – ¡ Fuimos abandonados. Dimos nuestro cariño y fidelidad a gente que no la merecía. Calamidad tenía un amo que le pegaba todos los días sin motivo. Un día, se cansó, le mordió y se escapó !

¡ No todos los humanos son malos -afirmó Rocky- también los hay con gran corazón !

¿ En serio crees eso, Rocky ?- increpó Fefa – ¡ Cuenta a Toby tu historia !

¡ No creo que sea necesario ! – contestó el vagabundo-

¡ La contaré yo ! – habló la perrita – ¡ Rocky nació con tres hermanos más. El amo de su madre, cuando ellos tenían dos meses de vida, metió a los cuatro en un barreño de agua para ahogarlos. Tres de ellos murieron y Rocky salvo la vida de milagro y desde entonces es un perro vagabundo!. ¿ Aún quieres encontrar a tu amo?

¡ Él es diferente, estoy seguro! – contestó Toby –

¡ Venga, todo el mundo a dormir. Que mañana será un día muy duro! – ordenó Rocky -. Toby, no hagas caso a esta pandilla de bobos, seguro que tu amo es muy especial !

Cuando apenas amanecía, la paz del callejón se vio turbada por la llegada de los laceros, los que atrapan a los perros vagabundos y los llevan a la perrera. Los animales intentaron huir, pero de nada les sirvió. Todos fueron atrapados y llevados a ese maldito lugar.

cuento toby - en la perrera
Con la confusión que allí se organizó, los laceros no advirtieron la singularidad de Toby y lo creyeron un perro como otro.

¿ Qué va a pasar ahora, Rocky? – preguntó Toby muy asustado –

¡ Pues que al no tener amo que nos reclame, no saldremos nunca de aquí ! -le respondió-

¡ Pero yo si tengo amo !- afirmó Toby-

¿ Crees que va a venir por ti? – dijo Fefa en tono irónico –

¡ No, claro – murmuró Toby con tristeza – ¡ Hay que escapar de este lugar !

¿ Como lo vamos a hacer?, ¡ no podemos pasar entre los barrotes!- dijo Manchas-

¡ Pero yo, sí; soy delgado como el papel! – exclamó Toby –
Toby se escurrió entre los barrotes y siguiendo las instrucciones de Rocky, pulsó con el hocico el botón que abría las jaulas.

Con el gran barullo que se organizó, los guardas de la perrera municipal no pudieron detener a tantos perros y escaparon todos.

¡Rápido, Toby, si nos damos prisa aún podremos subir al camión ! – gritaba Rocky- ¡ Corre !

Los dos amigos corrían a toda prisa. llegaron al lugar donde estaba el camión y de un salto lograron subir en él. Ya estaban camino de Madrid, ya faltaba menos para que Toby se reuniera con su amo.

cuento toby - camino a Madrid
Tras unas horas de viaje, ambos perros estaban en Madrid. Comenzaba una nueva aventura para los dos; localizar un museo en una ciudad tan grande.
Anduvieron vagando por las calles de la gran ciudad durante un mes. De vez en cuando encontraban un edificio que les parecía un museo. Así, dado que Toby se podía meter por cualquier rendija, entró en el Museo del Prado, Museo Thyssen, Museo de San Antonio de la Florida y unos cuantos más.
Era de noche y cuando ya estaban punto de rendirse, eureka, lo cuento toby - en museo Reina Sofiaencontraron. Delante de sus ojos estaba el Museo Reina Sofía.

¡Gracias, amigo – dijo Toby – sin ti no lo hubiera conseguido. ¿ Qué harás ahora?

Me vuelvo con los míos – contestó Rocky- sin mi no son nada.
Ambos perros se despidieron. Toby se escurrió por debajo de la puerta y corrió en busca de su amigo sala tras sala, hasta que, extenuado llego a una de ellas y se dispuso a descansar cuando escuchó una voz que decía:

¡Hola viejo amigo!, ¡Te he estado esperando!. Había encontrado al viejecito.

De un salto se metió en el cuadro y desde entonces han estado siempre juntos.
Lo que nadie sabe es como pudo salir el perro de un cuadro para llegar a otro; nadie lo sabe, pero nosotros sí; ¿verdad?
FIN

cuento toby - en el cuadro del anciano

 

En una ocasión, vi una pintada en una pared en la que se podía leer. «Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro «.
No vengo yo a hacer una apología de la fidelidad del perro, puesto que ya es algo totalmente sabido. No vengo yo a criticar aquellos que abandonan a sus perros; quien soy yo para ello.
Lo que vengo a contar en este cuento es que, es verdad, es nuestro mejor amigo. Él nunca nos defraudará, siempre estará a nuestro lado; en los ratos buenos y en los malos.
Toby, el protagonista del cuento, es mi perro y el de mi hijo. Cuando fui de vacaciones lo llevé a una residencia canina y lo eché de menos. Cuando fui
por él; que locura, por su parte y por la de mi hijo y mía.
Toby es mi perro y lo será mientras Dios lo quiera.
Antonio Martínez Lorente

cuento toby - con Alberto hijo de Antonio M. Lorente

Pepo, el árbol bromista

 cuento: Pepo, el árbol bromista - cabecera     Autor: Antonio Martínez Lorente

En el bosque de Terrasol, vivía una árbol muy anciano, llamado Pepo. Tenía por lo menos, dos cientos años o más; pero a pesar de su avanzada edad, Pepo, era un bromista empedernido.

Gastaba bromas a todo el que pasaba cerca de él e incluso a los animales que vivían en sus ramas y en su tronco. Por éso, Pepo, era conocido por todo el bosque como el árbol bromista. ¿ Queréis conocer su historia ?, ¿ si ?, pues comienzo ahora mismo.

Al principio, Pepo era un árbol como los demás. Un día vio venir a una pareja de novios por el camino, junto al cual, estaba plantado. Cuando los jóvenes estaban a su altura, Pepo hizo con la boca el ruido de una flatulencia, de un pedete.

cuento: Pepo, el árbol bromista - una pareja de novios

¡ Eres un cochino ! – le dijo muy enfadada la chica a su novio – ¿Cómo puedes hacer eso delante de mí?

¡ Pero… si yo no he sido ! – contestó el novio muy contrariado – ¡Yo creí que habías sido tú !

¡ Pero tendrás cara dura ! – exclamó la muchacha – ¡ Yo no he sido y aquí sólo estamos tú y yo !

¡ Te juro que yo no he sido, replicó el chico – ¡ te lo juro por lo más sagrado !

¡ Entonces ! , ¿ Quién ha sido el cochinón ? – volvió a increpar la novia – ¿ el árbol ?

Pepo, casi no podía contener la risa al ser testigo de la bronca entre los dos jóvenes ; los cuales, prosiguieron su camino discutiendo. Cuando la pareja se había alejado lo suficiente, nuestro protagonista comenzó a reír; le había parecido lo más gracioso del mundo.

¡ Esto de gastar bromas es genial, – pensó nuestro árbol – ¡Tengo que hacerlo más a menudo !

Desde ése día, se dedicó a gastar bromas pesadas a todo ser viviente que se acercaba a él. Esa noche, mientras el resto de árboles estaban durmiendo, gritó : ¡ Fuego… fuego ! Todos los árboles y animales se despertaron muy asustados.

¡ Ja, ja, ja ! – se carcajeaba Pepo – ¡ Qué susto os he dado !, ¡ os lo habéis creído !

¡ Pepo, eres incorregible ! – le dijo un pino del bosque – ¡ Algún día recibirás de tu misma medicina !

Pero Pepo, no hacía caso de las advertencias de los demás, él se divertía gastando bromas pesadas y lo seguiría haciendo. En cierta ocasión, Facundo; el gran oso pardo, pasó junto a nuestro protagonista.

¡ Facundo ! – le llamó – ¿ Dónde vas tan temprano ?

¡ Hola Pepo ! – saludó el oso – ¡ Voy a buscar mi desayuno !

¿ Qué te parecería desayunar un buen panal de rica miel ? – le preguntó Pepo -¡ Tan sólo de pensarlo se me hace la boca agua! – se relamía Facundo – ¿ Por qué lo dices ?

¡ Porque hace cuatro días las abejas han hecho una colmena en mis ramas y seguro que ya han fabricado mucha miel ! – le dijo el árbol –

Pepo estaba preparando otra broma, en la que el oso acabaría en el duro suelo, lleno de barro. El árbol invitó al oso a que trepara por él y que tomará la deliciosa miel que había en una de sus ramas.

¿ No será una de tus pesadas bromas ? – replicó el oso algo desconfiado ante tanta amabilidad del bromista del bosque – ¡No sé si fiarme !

¡ Vamos, Facundo, – contestó Pepo – somos amigos desde hace tiempo !, ¿ vas a desconfiar de mí ?

El oso, con ciertas dudas, trepó por el árbol y cuando estaba en las ramas, Pepo, empezó a agitarlas con fuerza y el hambriento oso cayó al barro, pues la noche anterior había llovido.

cuento: Pepo, el árbol bromista - arroja al oso al barro

El pobre oso quedó magullado, manchado por el barrizal y hambriento, pues no había nada de miel en las ramas: fue otra broma pesada del árbol bromista.

¡ Has picado, has picado ! – decía entre risas – ¡ Cómo me divierto !

El oso que estaba viendo estrellas de todos los colores, se puso en pie y le amenazó diciendo: ¡Pepo, esta me la pagarás !. Y se marchó enfadado.

La maldad de Pepo, en forma de bromas, no tenía límites. Apenas se había marchado el oso, cuando vio venir una tortuga con su lento caminar. Pepo preparó otra de sus travesuras. Segregó su pegajosa resina en el suelo. Cuando la tortuga llegó a su altura, se detuvo para descansar.

¡ Hola, tortuguita ! – saludo Pepo – ¿ dónde vas?

¡ Voy a casa de mi primo Ronaldo, que hoy celebra su cumpleaños ! – contestó la pobre víctima de Pepo – ¡ Pero no sé si llegaré a tiempo! ¡ Vive tan lejos y yo soy tan lenta !

¿ Ves eso amarillo que hay en el suelo ? – explicó Pepo – ¡ Es es una pasta deslizante. Si la pisas irás muy rápida !

¿ De verdad…? – preguntó la tortuga muy contenta – ¡ Gracias, señor árbol !, ¡ así podré llegar a tiempo de cantarle «Cumpleaños Feliz » .

La ingenua tortuga pisó la resina y se quedó pegada al suelo. Intentaba escapar de aquéllo tan pegajoso pero nada podía hacer. Mientras, Pepo se divertía de lo lindo al ver los inútiles esfuerzos del animal por despegarse.

cuento: Pepo, el árbol bromista - unta a la tortuga de resina

¡ Es usted un malvado, señor árbol ! – se quejó la tortuga – ¡Ahora, ya no podré llegar !

¡ No te preocupes, que con el viento, se secará en una o dos horas ! – dijo Pepo con burla – ¡ Ya llegarás el próximo cumpleaños !

En el bosque se dio la voz de alarma y el oso y otros animales, que fueron víctimas del árbol bromista, acudieron en ayuda de la pobre tortuga. Entre todos la rescataron.

¡ Pepo. – le dijo Facundo muy enojado -esto es el colmo; te has pasado cien pueblos !

En un lugar apartado del bosque, se reunieron el oso , la tortuga, la hormiga y el pajarillo; junto con varios árboles. Todos victimas de las bromas de Pepo. El oso Facundo tomó la palabra.

cuento: Pepo, el árbol bromista - reunión en el bosque

¡ Amigos, nos hemos reunido para juzgar a Pepo, el árbol bromista. Todos nosotros hemos sido objeto de sus burlas. Se abre el turno de acusaciones !

¡ Yo acuso a Pepo de destruirme repetidamente el nido ! – habló el pájaro Braulio – ¡ Yo traía, en mi pico ramitas y hojas para construirlo y él, con sus bromas pesadas, me lo tiraba al suelo una y otra vez!. ¡ Lo declaro culpable !.  Como sabéis, yo vivo en el tronco de Pepo,

– ahora le tocaba el turno a la hormiga Josefina – pues bien, un día tapó con su corteza la entrada a mi hormiguero y la mantuvo cerrada por tres días; casi me muero de hambre !. ¡Declaro a Pepo culpable !

¡ Ya sabéis lo que me hizo a mí – dijo Facundo – desde la caída casi no puedo andar y tengo que pasar mucho rato sentado! . ¡También lo declaro culpable !

¡ Nosotros, los árboles, también lo declaramos culpable de sus bromas pesadas !

¡ Y yo !, ¿ qué os voy a contar ?. – dijo la tortuga – ¡ Por su culpa no llegué al cumpleaños de mi primo !. ¡ Lo declaro culpable !

¡ Se merece un buen escarmiento ! -exclamó Facundo- ¿Estamos todos de acuerdo ?

¡ Si ! – gritaron todos a la vez –

Los animales y los árboles trazaron un plan. Primero, el zorro Raposín, iría gritando que los leñadores llegaban al bosque. Pepo , nunca le había gastado una broma al zorro, por esa razón no desconfiaría de él.

¡ Los leñadores, que vienen los leñadores !cuento: Pepo, el árbol bromista - asustan a Pepo – gritaba el zorro-   ¡Que vienen a cortar árboles !
¿ Qué es lo qué dices? – dijo muy asustado el árbol bromista. –
¡ Que vienen los leñadores ! – repitió el zorro – ¡ Yo me largo !

¡ Ay, Dios,que no sea yo! -decía Pepo – ¡ Me voy a hacer pipí del miedo que tengo !

Los animales se acercaron por detrás de Pepo, de forma que no les pudiera ver. El oso imitaba las voces humanas; las de los leñadores. ¿ Cuántos árboles hay que talar ? -decía el oso imitando una voz – ¡ Sólo uno, el que está junto al camino, que estorba !

¡ Ay, ay, que hablan de mí ! – susurraba Pepo comenzando a llorar – ¡ Qué me convierten en mesa o silla !

Los animales, con ramas , comenzaron a darle golpes por detrás y  Pepo, se hizo pipí.

¡ Socorro !,- gritaba – ¡ Ayudadme !

Árboles y animales comenzaron a reír y Pepo comprendió que se merecía esa broma por todas las que él había gastado. Nunca más volvió a ser un bromista pesado y el bosque de Terrasol volvió a ser un lugar tranquilo.

Hay un refrán que dice: » Donde las dan, las toman «. Se puede gastar bromas, pero sin pasarse.
FIN