Rufi, una estrella de mar diferente

 cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - cabecera

Autor: Antonio Martínez Lorente

En algún lugar del Océano Atlántico ?vive una estrella de mar muy singular. Su nombre es Rufi. Nuestra protagonista, es pecosa, tiene los ojos verdes y como cualquier otra estrella marina, tiene cinco brazos para poder moverse por el fondo del océano.

Una noche, no aseguró sus ventosas a su roca-cama y mientras dormía; una gran corriente marina la elevó hasta la superficie del mar. Estuvo flotando un buen rato a merced de la misma. Las olas mecían su pequeño cuerpo y la suave brisa entonaba una nana. Una ráfaga de viento la despertó.

¡ Eh…! , ¿ qué pasa? , ¿ dónde estoy ? – exclamó muy asustada y confusa -. Pero, rápidamente, se calmo al contemplar, por primera vez en su vida, un cielo lleno de estrellas como un manto blanco que ondulaba el oscuro cielo.

¡ Qué bonito !, -pensó llena de admiración por el espectáculo que se abría ante sus ojos -. ¡ Son estrellas, como yo, pero como brillan y desde allí arriba lo deben de ver todo !. ¡ Yo quiero ser como ellas !

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - ve estrellas en el cielo

Desde ésa noche, no tuvo otro pensamiento. Al día siguiente les contó a su papá y a su mamá lo que había visto: Su padre se enfadó muchísimo con Rufi.

¿ Tú sabes el peligro que corres subiendo a la superficie ? – le dijo su padre – ¿ No sabes que puedes ser comida de peces o de aves ?. ¡ Además, eso es una tontería, nunca podrías ir al espacio y esas estrellas que ves, no son como nosotras. Somos estrellas de mar y vivimos en el mar !. ¡ Te prohíbo que vuelvas a arriba!.

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - su papá le riñe

Rufi tenía un sueño y nada la iba a detener. Desobedeciendo a su padre, la estrellita subía todas las noches a contemplar el cielo estrellado. Soñaba con encontrarse entre ellas algún día. Tan absorta estaba, que no se dio cuenta que un enorme tiburón gris pasó junto a ella. Se quedo paralizada de miedo, pero el tiburón pasó de largo.

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - con el tiburón

¡ Uf..! – resopló Rufi – ¡ si me ve, me come !.

¿ Me come ?. ¡ que idea ! Recordó que su mamá le había dicho que si alguien se la comía, iría al cielo; y en el cielo es donde están las estrellas.

¡ Señor tiburón! , ¿podría, usted, comerme ?

¿ Qué te coma, dices ?. ¿ por qué ?

¡ Porque si me comen iré al cielo, donde viven las estrellas -contestó Rufi – y yo quiero ser una de ellas !

¡ Ja, ja, ja ! – rió el tiburón – ¡ Márchate !

¡ Por favor ! – suplicó la estrella –

¡ Yo, ya he comido y estoy engordando mucho, me voy a tener que poner a régimen!. ¡ Prueba con el pulpo, le gustan mucho las estrellas !

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - con el pulpo

Así lo hizo y le propuso lo mismo al pulpo. ¡ No me hables de comida, tengo diarrea y sólo con pensar en comida, me dan ganas de vomitar! – dijo el pulpo – ¡ Vete a tu casa !

El pulpo se escondió en su cueva y le pidió a la estrellita que no contara lo sucedido, pues estaba en juego su reputación como cazador.

La pobre estrella de mar estaba desconsolada, nadie se la quería comer para, así, subir al cielo. Subió una vez más a la superficie para esperar la llegada de la noche y contemplar ese maravilloso cielo. Era un atardecer precioso y allí, balanceándose sobre las olas, esperó. El fuerte sonido de una bocina, llamó su atención. Era un barco pesquero que faenaba cerca de donde ella estaba.

¡ Los hombres si que deben saber como se llega a las estrellas ! – se dijo – ¡ Ellos me van a llevar !

Ni corta, ni perezosa, nadó todo lo rápido que pudo y se pegó al casco del barco con sus ventosas. Su mágica aventura comenzaba como polizón, a la proa del navío.

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - agarrada a un barco

Transcurrieron cuatro meses desde que Rufi avistara el barco, pero ella seguía fuertemente agarrada a su casco. Ella creía, con todas sus fuerzas, que ese barco la llevaría a su destino. Su nuevo hogar era ese, por debajo de la linea de flotación del buque.

Todas las noches, como de costumbre ascendía a la superficie para contemplar a las brillantes estrellas. La larga travesía llegaba a su fin. Una mañana, la despertó la sirena del barco y pudo ver en el horizonte una ciudad humana. Ella no sabía que ciudad era esa; pero había llegado a Nueva York.

Al llegar al puerto, Rufi se llevó una nueva desilusión; aquello era el puerto y no el cielo, como ella esperaba. ¿ Y ahora qué ? – se echó a llorar – ¡ Nunca podré llegar a mi destino !

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - llega a Nueva York

Rufi saltó del barco y decidió volver a casa, pero estaba tan lejos y no sabía cual era el camino de regreso.

¿ Por qué lloras, estrellita ? – dijo un pelícano, que estaba sentado en el muelle con una caña de pescar – ¿Te puedo ayudar ?

¿ Si me vas a comer, cómeme ? – dijo Rufi –

¡ Chist … ! – ordenó el ave -. ¡ No se lo digas a nadie, soy vegetariano; sólo como algas !. ¡ lo de la caña es para despistar, no tiene cebo ! ¡ Si se enteran mis hermanos seré el hazmerreir !

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - con el pelícano

¿ Qué haces en Nueva York ? – continuó el pelícano –

¿ Nueva York?, – preguntó nuestra protagonista- ¿ qué es Nueva York ?

¡ Nueva York es la ciudad de los rascacielos !, respondió el plumífero – ¡ la ciudad más famosa de los Estados Unidos !

Rufi le contó toda su aventura al pelícano, su viaje en barco, su mayor deseo y su desilusión por no poderlo alcanzar.

¡ Has venido al lugar apropiado !, – dijo el ave- ¡ cómo que me llamo Shilton, que te ayudaré !

¿ En serio ? – exclamó muy alegre la estrella – ¿ Me llevarás junto a las estrellas ?

¡ Te llevaré a Cabo Kenedy, donde lanzan cohetes al espacio ! – prometió Shilton – ¡ Mejor dicho, nos llevará aquel camión; iremos más descansados !

¿Cómo sabes que va a ese lugar ? – cuestionó Rufi –

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - en un camión

¡ Yo vivo aquí, en el puerto, y me entero de todo ! – afirmó el ave -. ¡ El hombre que conduce el camión, siempre está hablando de lo mismo, los lanzamientos espaciales !. ¡ Por cierto, aún, no me has dicho tu nombre !

¡ Me llamo Rufi ! – contestó –

¡ Rufi, tomaré agua del mar en mi pico y métete dentro porque nos vamos de viaje, a Cabo Kenedy.

Se colaron en el camión y tras dos días de viaje, por fin llegaron. Un cohete estaba preparado para el lanzamiento. Shilton la llevo volando y Rufi se agarró con sus ventosas a la nave espacial.

¡ Buen viaje, amiga, -dijo el ave- te veré por la noche en el cielo estrellado!

El cohete comenzó a ascender hacia el cielo. En pocos minutos se hallaba en el espacio, cuando, una explosión, hizo desprender a la cápsula donde iban los astronautas.

Desde ése momento, nada más se supo de Rufi, nuestra intrépida estrella de mar.
Todas las noches, su papá y su mamá, suben a la superficie a contemplar el cielo estrellado y entre todas las estrellas, creen distinguir una estrellita que, se enciende y se apaga, y que tiene la forma de su hija Rufi.

cuento: Rufi, una estrella de mar diferente - Rufi en el cielo

Adoquín

 cuento: Adoquín - cabecera

Autor: Antonio Martínez Lorente

Esta es una historia triste con un final, casi feliz. Una historia en que la crueldad y la incomprensión pueden hacer mucho daño.

En Vegallana del Condado nació un niño de pelo rubio, grandes ojos verdes y gordito; al que llamaron Miguel. Miguel no era un niño normal, pues una lesión cerebral, que se produjo cuando nació, llevó consigo que padeciera de retraso mental.

Su mamá, Dolores, comprendió que su hijo necesitaría mucho de ella; le dio todo su amor. En cambio, su padre, un hombre inculto, cruel y supersticioso, no aceptó la desgracia de su hijo . Culpaba a su mujer de lo ocurrido con una maldad sin límites.

¡ Es por tu culpa  – decía el insensato padre – Es una maldición; el haberme casado contigo, sólo me ha traído desgracias. porque estás maldita !

Dolores sufría en silencio las humillaciones de Andrés, su malvado marido. Así, día tras día tenía que aguantar su maltrato. Cuando Miguel tenía tres meses, Andrés abandonó a su familia dejándolos a su suerte y nunca más se supo de él.

Dolores tuvo que trabajar duro para poder criar a su hijo. Fregaba suelos, limpiaba loscuento: Adoquín - Dolores trabajó duro excrementos de los animales, trabajaba en el campo, lavaba y cosía para la gente del pueblo y le pagaban una miseria, pero lo hacía por su hijo Miguel.

A los seis años, Miguel, ya iba al colegio. Allí fue el objeto de burla de los otros niños. Si el maestro lo sacaba a la pizarra para hacer una suma, él se equivocaba y provocaba la risa de los demás compañeros.

cuento: Adoquín - objeto de burla en el colegio

¡ Miguel, no prestas atención, – le reñía Don Senén, su maestro, mientras le daba en la mano palmetazos – dos más tres son cinco y no dos!

Miguel es tonto , – comenzó a corear la clase – Miguel es tonto ! ¡ Es más tonto que un adoquín ! – gritó uno de los niños – ¡ Adoquín, Adoquín – comenzaron a decir todos los compañeros – Miguel es un Adoquín !

¡ Silencio – ordenó Don Senén muy enfadado -. No consentiré motes en este colegio!. Pero de nada sirvió la advertencia del maestro; desde ese día, Miguel, sería conocido por todo el pueblo por Adoquín.

Miguel fue creciendo entre la incomprensión de sus vecinos. Miguel había cumplido catorce años. Su vida transcurría entre el colegio y trabajos que le ofrecía la gente del pueblo; trabajos que nadie quería hacer y muy mal pagados.

¡ Mamá ! – le preguntó, un día, a Dolores- ¿ Por qué soy tonto ?.

¡ No eres tonto, – le dijo su madre intentando contener las lágrimas- eres diferente !

¿ Por qué todo el mundo me llama Adoquín ? – preguntó angustiado Miguel – ¿ Por qué dicen que soy igual de tonto?.  ¿Por qué en el colegio no sé hacer nada de lo que nos manda hacer Don Senén ?

¡ A la gente le da miedo lo que es diferente. Es más fácil burlarse que aceptar – dijo su madre -. Nunca olvides, hijo mío, que lo más importante es tener buen corazón y tu tienes un corazón muy grande. Eres el mejor hijo que una madre pudiera tener. Pintas muy bien y ¿quién sabe si algún día llegas a ser un pintor famoso ?

cuento: Adoquín - Miguel pintando

Es cierto, Miguel pintaba muy bien; tenía talento. Con maderas que se encontró se hizo un caballete y con trapos, los lienzos. Las pinturas se las daban en la escuela, porque era muy pobre. Día tras día, nuestro amigo, se esforzaba en pintar cada vez mejor. No tenía amigos, no era aceptado por su pueblo, por lo que en sus ratos libres se dedicaba a su afición.

Un domingo, por la mañana, pasó algo maravilloso. Un coche paró frente a su casa, en las afueras del pueblo donde él vivía. Era un señor que había tenido una avería y necesitaba agua para el radiador de su automóvil. La mamá de Miguel le dejó entrar para que llenara una garrafa de agua, cuando vio a Miguel que estaba pintando.

¿ Has pintado tú estos cuadros ? – preguntó muy asombrado el señor –

cuento: Adoquín - crítico de arte se asombra

¡ Si ! – respondió el niño – ¡ Me gusta mucho !

¡ Señora -le dijo a la madre de Miguel- soy crítico de arte, tengo una galería de arte y soy asesor de la Fundación Artis Canals de la capital. Esta fundación da becas a jóvenes talentos como su hijo !

¿ Usted, también viene a reírse de mi hijo por tener un problema de retraso mental ?, – dijo la madre de Miguel – o ¿es una broma pesada de la gente del pueblo, que no nos han dejado vivir en paz con nuestra desgracia ?

¡ No sé de que me está hablando – aseguró el crítico de arte -. Sé reconocer a un joven artista y le aseguro que su hijo lo es. Si aceptan venir a la ciudad a vivir, la fundación se encargará de los gastos y su hijo podrá perfeccionarse en pintura.

¿ No le he dicho, ya, que tiene un problema? – dijo la mamá –

¡Eso carece de importancia – contestó el señor – haremos de su hijo un artista!

Miguel y su madre se trasladaron a la ciudad, donde el chico recibió clases de pintura y de educación especial. Con las clases de educación especial, con el tiempo, conseguiría disminuir su deficiencia. Tuvo los mejores profesores de pintura, que se esforzaron mucho para que Miguel, pudiera comprender las distintas técnicas. Pero lo mejor de todo fue, que en la fundación fue aceptado por todos; dejo de ser el tonto del pueblo. Ya no era Adoquín; era Miguel Sanz.

cuento: Adoquín - con profesor de pintura

Han pasado los años y Miguel ya no es una promesa de la pintura; es una realidad. Se ha convertido en un pintor famoso que vende muchísimos cuadros y gana mucho dinero. Por fin, le ha dado a su madre una vida mejor.

El que en otro tiempo fuera Adoquín; el tonto del pueblo, ahora es una persona respetada y admirada. Incluso, su retraso mental, se ha reducido mucho.

cuento: Adoquín - expone en el museo

La fama de Miguel llegó a su pueblo, donde el ayuntamiento decidió hacerle un homenaje. Allí se reunieron todos los vecinos que lo aclamaban como a un héroe; los mismos que antaño lo humillaran. Tras hablar el alcalde elogiando a Miguel, éste tomó la palabra.

¡ Gracias, señor alcalde – comenzó Miguel –. He vuelto a Vegallana del Condado, no para vivir aquí, sino para marcharme para siempre !.

¡ Aquí fui desgraciado por vuestra incomprensión; mi madre y yo, tuvimos que sufrir toda clase de burlas por vuestra parte ! ¡Yo no he cambiado; soy Adoquín, como me llamabais. Sois vosotros los que habéis cambiado. ¿ Tuve yo la culpa de nacer Adoquín ?, ¿ Es necesario ser rico y famoso para ser aceptado?

Toda la plaza del pueblo enmudeció. Los que antaño lo discriminaban, ahora estaban cabizbajos.cuento: Adoquín - homenaje en el ayuntamiento

¡ Madre, vámonos – dijo Miguel con tristeza – nada tenemos que hacer aquí !. Ante el impresionante silencio, subieron al coche y abandonaron Vegallana para siempre.

En la carretera, a la salida del pueblo, había un cartel en que se podía leer: «En este pueblo vive el famoso pintor D. Miguel Sanz». Miguel bajó del automóvil y con un spray de pintura, tachó vive y escribió VIVÍA y en lugar de su nombre, escribió ADOQUÍN.

cuento: Adoquín - tacha el cartel